Koizumi presenta un severo plan de reformas económicas
El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, presentó ayer su plan de reformas para reactivar la economía, que registrará crecimientos cercanos a cero este año. La eliminación de los créditos impagados será una de sus principales bazas y tendrá graves consecuencias sobre el empleo.
El programa elaborado por el Consejo de Economía y Política Fiscal augura para los japoneses tiempos difíciles. El ministro de Economía, Heizo Takenaka, ya advirtió ayer que el crecimiento para este año será cercano a cero, a pesar de la estimación del Gobierno, que lo fijaba en un 1,7%, e inferior a un 1% en los próximos dos o tres años. "No habrá crecimiento sin reformas, y nosotros perseguimos vigorosamente esto", declaró Koizumi.
El primer ministro japonés, cuya popularidad alcanza el 80%, ha plasmado en el plan las reformas anunciadas en su programa electoral. En primer lugar, las medidas irán destinadas al saneamiento del sector bancario, lastrado por el alto número de créditos impagados que acumulan. Algunas estimaciones eleva hasta 150 billones de yenes (225 billones de pesetas) el monto de créditos irrecuperables y de difícil cobro.
El plan presentado por Koizumi, que debe ser aprobado por el Congreso, obliga a las entidades a vender a la Corporación de Resolución de Préstamos, respaldada por el Estado, aquellos créditos que no puedan cobrar en un plazo de tres años. Otra de las medidas, ya anunciada anteriormente, contempla la venta a un organismo público de 15 billones de yenes (22 billones de pesetas) en acciones compradas por los bancos. Tradicionalmente la banca ha adquirido títulos de sus clientes para reforzar las relaciones, que, debido a las fuertes pérdidas de la Bolsa, han mermado cuantiosamente sus resultados.
El saneamiento de la banca cuenta con el beneplácito de los inversores, pero tendrá repercusiones negativas en la población. La eliminación de los créditos supondrá la quiebra de muchas empresas y, por consiguiente, la pérdida de empleo. Takenaka advirtió ayer que las reformas originarán la pérdida de entre 100.000 y 200.000 puestos de trabajo.
Además de la banca, Koizumi quiere sanear las finanzas públicas, que soportan una deuda del 130% del PIB, la más elevada de los países industrializados. Para ello, reducirá el gasto en carreteras, puentes y otras obras públicas que no reportan beneficios económicos.
La medida enfurecerá, sin duda, a la industria de la construcción, que emplea a uno de cada 10 trabajadores. Japón gasta el 6,2% de su PIB en obras públicas, más del triple que el 1,9% de EE UU.
Otra de las medidas apuntadas propone que los Gobiernos locales reduzcan su dependencia de los subsidios de Tokio, recaudando más impuestos. Koizumi también recoge en su plan su promesa de limitar las emisiones de bonos a 30 billones de yenes al año.
La presentación de las reformas ha provocado que el primer ministro sea acusado de preocuparse más de las finanzas públicas que del crecimiento. La población dará su veredicto en las elecciones al Senado de julio.