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ANDALUCÍA

<I>Cotton South saca dinero de los desechos de algodón </I>

Los desechos del algodón sirven para fabricar el material más valioso del mundo, el papel moneda, el dinero en forma de billetes. Cotton South, una pequeña empresa de Fonelas (Granada), una de las zonas más pobres de Europa, es la única compañía española que usa este subproducto, denominado linter [del inglés lint, significa borra o pelusa de algodón], para elaborar celulosa de algodón, la materia prima que utilizan las fábricas de moneda y timbre para fabricar los billetes. Cotton South compite en un mercado dominado por Buckeye, una empresa estadounidense, nada extraño tratándose de un negocio tan relacionado con el dinero.

De hecho, la celulosa de Buckeye es, prácticamente, la única que están empleando las fábricas de moneda europeas para fabricar los billetes de euros. Una muestra más del poder del dólar sobre la moneda europea.

La celulosa de Cotton South también se emplea pa-ra fabricar billetes de euros, aunque indirectamente. "Nuestro producto no alcanza los niveles de blanqueo que se exigen para el euro [un mínimo del 90%, cuando el de Cotton ronda el 87%], pero creemos que se está mezclando con otras celulosas más blancas para fabricar billetes de euros", explica Luis María García, director comercial.

García dice "creemos" porque "resulta casi imposible saber qué usos [papel moneda, loterías, timbres] dan las fábricas de moneda a sus materias primas, por cuestiones de seguridad", afirma. La empresa granadina vende el 80% de la producción a la industria papelera europea, tanto a fábricas de moneda y timbre de Reino Unido, Alemania e Italia, principalmente, que utilizan la celulosa de algodón para elaborar papeles de seguridad -como los billetes-, como a otras fábricas de papel especial (técnico, de dibujo, para filtros, entre otros).

El 20% restante del producto va destinado a la industria química, para fabricar nitrocelulosas, que se emplean en explosivos, lacas, pinturas, y para otros usos.

Del esparto al 'linter'

Cotton South nació en 1953 como Celulosa del Sur (Celsur) y fabricaba celulosa a partir del esparto. En 1972, al extinguirse este producto, empezó a utilizar el linter del algodón que se cultivaba en Andalucía, pero, años después, las desmontadoras de algodón dejaron de procesar este subproducto "y ahora todo lo tenemos que importar de países como Turquía, Grecia o Siria", dice García.

La compañía fabricará este año unas 9.500 toneladas de su celulosa. Una nimiedad comparadas con las 150.000 que puede alcanzar Buckeye. "Pero no nos sentimos amenazados, ya que a las papeleras europeas les interesa nuestro producto porque no quieren depender totalmente de los estadounidenses", afirma García. Su otro competidor es la israelí Milouban, que produce 15.000 toneladas anuales.

Algunas mejoras en los procesos introducidas en los últimos años han aumentado la capacidad de su factoría de 9.000 a 15.000 toneladas y duplicado su facturación, que ha pasado de los 1.000 millones de pesetas de 1997 (seis millones de euros) a los 2.170 millones (13 millones de euros) que prevé este año.

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