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AMæpermil;RICA LATINA

Argentina consigue tiempo para resolver sus problemas financieros

El volumen del canje de deuda superó las previsiones más optimistas y alcanzó 29.500 millones de dólares. Ello alejaría el fantasma de impago al menos este año, lo que ha tenido un impacto positivo en los mercados emergentes. Sin embargo, el alto rendimiento ofrecido por los nuevos bonos y el elevado nivel de amortizaciones que aún debe afrontar el Tesoro argentino en los años venideros genera preocupación sobre la solvencia financiera del país a medio plazo.

En principio, el elevado volumen de canje se debió al significativo nivel de peticiones recibidas, superando los 32.800 millones de dólares. También colaboró con este resultado que el grueso de las mismas se concentraron en el tramo no competitivo, aspecto que facilitó la tarea del Tesoro (24.400 millones de dólares, de los cuales 5.100 correspondieron a bancos oficiales), mientras que el resto provino del tramo competitivo (8.400 millones).

Los elevados rendimientos ofrecidos por el Gobierno en las nuevas series de bonos resultaron determinantes para el nivel de peticiones. Argentina tendrá que afrontar un coste del orden del 15,29%, frente a una cartera de bonos rescatados con un rendimiento real del 14,94%.

La reestructuración generó un aumento del saldo vivo de la deuda pública de 2.255 millones de dólares. A raíz de ello, el canje provoca un aumento del peso de la deuda pública sobre el PIB de dos puntos porcentuales cada año, superando el 50% entre 2003 y 2004.

Asimismo, el Gobierno señaló que la operación de canje le permitirá postergar vencimientos por 16.000 millones de dólares desde este año hasta 2005, correspondiendo cerca de la mitad de este volumen (7.800 millones) a lo que resta de este año y 2002.

Las estimaciones preliminares del Gobierno apuntan que en los próximos seis meses sólo necesitarán recurrir al mercado para emitir un volumen de 4.300 millones de dólares, sobre todo para tener un colchón financiero con vistas al próximo ejercicio. Es decir, que el canje parece resolver, al menos este año, la incertidumbre sobre la cesación de pagos del país, si bien para los próximos años la situación no es tan clara.

De hecho, el Gobierno estima que en 2002, restando el efecto del canje y de las ayudas multilaterales, necesitará financiarse en el mercado por unos 9.600 millones de dólares, cifra inferior a la de 2000 y 2001, aunque implica una dependencia elevada del mercado internacional. En los próximos cinco años la máxima necesidad de financiación se producirá en 2003, cuando tendrá que afrontar pagos por 16.000 millones de dólares (5,7% del PIB).

La operación puede catalogarse de exitosa por superar las previsiones más optimistas. El canje reduce fuertemente la probabilidad de impago al menos este año y acalla los rumores sobre una devaluación del peso a corto plazo o ruptura de la convertibilidad actual.

Dado que las letras del Tesoro (Letes) no fueron incluidas en el canje, el riesgo de refinanciación de la deuda de corto plazo continuará. La próxima licitación de Letes, del 12 de junio, será una importante prueba para los mercados. A su vez, la situación financiera del Gobierno vuelve a complicarse a partir del año 2002, ya que necesitará recurrir nuevamente a los mercados financieros internacionales, concentrándose en 2003 las mayores necesidades de financiación. Además, la operación acentúa los riesgos a partir del año 2005, hecho que queda reflejado en el comportamiento de la curva de diferenciales de deuda que penaliza el tramo entre 6 y 10 años.

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