El BCE y el factor sorpresa
Desde que la máxima autoridad monetaria europea decidiera hace ya algunas semanas variar por sorpresa el tipo de interés oficial, justo cuando nadie lo esperaba, justo cuando la presión política y mediática era menor, cada reunión quincenal de esta institución lleva el sello de la expectación.
El Banco Central Europeo se reúne hoy sin que el consenso del mercado espere grandes cosas. O lo que es lo mismo, las apuestas son que mantendrá los tipos de interés. Existe un pequeño grupúsculo que espera, no obstante, un nuevo giro a la baja de 0,25 puntos, con lo que acortaría distancias con la Reserva Federal de Estados Unidos.
Cuentan los expertos en los cenáculos que los dos bandos tienen razones de peso suficientes para sostener sus decisiones. Los primeros, quienes consideran que los tipos permanecerán sin cambios durante varias semanas más, justifican su sentimiento por la presión renovada que los precios de los productos energéticos ejercen sobre la inflación en la eurozona. Un hecho agravado, además, por la debilidad manifiesta del euro. Destacan, también, que la masa monetaria no está controlada.
Los que están a favor de un recorte indican que el deterioro de la situación económica en la zona euro es cada vez más claro y que la mejor manera de atajar la situación es a través de una política monetaria menos rigurosa, aunque ello suponga un mayor desequilibrio inflacionista. Indican, asimismo, que la diferencia de tipos entre Estados Unidos y Europa, lejos de favorecer el repunte del euro, lo perjudica, porque permite que Estados Unidos se recupere antes que Europa. Una situación que facilita la entrada de capitales en el área del dólar.
La pregunta del millón es ¿cómo reaccionarían los mercados de acciones ante un descenso por sorpresa de los tipos de interés? Los analistas consultados se muestran muy escépticos, porque el sentimiento del mercado es negativo.