La OCDE recomienda a Brasil que reduzca su dependencia financiera
La OCDE recomendó ayer a Brasil que acelere sus reformas estructurales, para evitar "la excesiva dependencia" de las fuentes de financiación exteriores. El crecimiento del país pasa, según la organización, por la coordinación entre ajuste fiscal y política monetaria, la fortaleza del sector privado y la redistribución de la riqueza.
Las reformas estructurales aplicadas por Brasil a lo largo de la última década han dotado al país de una gran estabilidad macroeconómica, pero la nación es todavía "muy vulnerable a cualquier shock externo", afirmó ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que hizo público su primer informe de coyuntura sobre Brasil.
La organización recomendó mayor rigor fiscal y más independencia para el banco central. Entre los principales riesgos económicos identificados destacan la dependencia de los ahorros externos y la excesiva carga de la deuda externa, que el año pasado fue de 235.000 millones de dólares (4,6 billones de pesetas), según la Comisión Económica para América Latina de la ONU (Cepal).
Pese a la mejora de la situación en la deuda pública, estabilizada por debajo del 50% del PIB, las autoridades tienen poco margen de maniobra en política macroeconómica. La razón está en que la deuda pública brasileña se caracteriza por su rápido vencimiento y su vinculación a los tipos de interés a corto plazo y al tipo de cambio.
El tipo de cambio es, con la escasez energética, el actual quebradero de cabeza del Gobierno. El real brasileño se ha depreciado más un 22% en lo que va de año y entró desde hace dos semanas en valores mínimos históricos.
El banco central se ha visto obligado a incrementar varias veces los tipos de interés de referencia, hasta llevarlos al 16,75%. El instituto emisor ha combinado esa medida con el lanzamiento de bonos en dólares, pero ninguna de las dos actuaciones ha tenido éxito. El dólar se mantenía ayer en niveles máximos, se pagaba a 2,383 reales, y el objetivo de precios continúa en peligro: la inflación interanual fue en marzo del 6,44%, según los datos del Gobierno. El objetivo para todo el año es del 4%.
Por otro lado, la política agresiva de la autoridad central no sólo no ha logrado atajar la inflación y la depreciación del real, sino que puede poner en peligro el objetivo de crecimiento del PIB (4,2%), en opinión de Analistas Financieros Internacionales.
Crisis energética
La crisis de abastecimiento energético ha obligado al Gobierno a aprobar cortes en el suministro eléctrico, que buscan reducir el consumo entre el 20% y el 30%. Los recortes durarán en principio hasta noviembre, pero podrían extenderse hasta 2003. Los empresarios han calculado las primeras pérdidas, 1.630 millones de reales (133.000 millones de pesetas).
La OCDE estima que el crecimiento de la demanda energética será muy superior al económico. "El Gobierno solo será incapaz de mantener la inversión necesaria para suplir la falta de suministro", explica el informe. Por eso, la organización pide reformas que atraigan la inversión extranjera.
La solución "más rápida" a la necesidad de diversificación de fuentes de energía es la construcción de plantas de gas natural. El suministro estará garantizado por el gasoducto Bolivia-Brasil, que ha sido construido con fondos públicos y que la OCDE recomienda que se abra a inversiones privadas.
El informe estudia además el gasto en pensiones, el 9% del PIB, y lo califica de "demasiado generoso". La organización recomienda desviar parte de ese gasto a educación y sanidad. La OCDE también recomienda la inversión en las áreas rurales más pobres, ya que, afirma, "la agricultura juega un papel vital para el crecimiento económico sostenido del país".
En definitiva, el horizonte se presenta lleno de problemas para la economía brasileña. Pero de vez en cuando hay algún dato esperanzador, el Gobierno informó ayer de que la producción industrial creció en abril un 6,1% respecto al mismo mes de 2000.