EdF desata la ira en Italia tras alcanzar el 20% de Montedison
En escasos días, Electricité de France (EdF), primera empresa eléctrica europea, ha aumentado su participación en el grupo italiano Montedison del 3% al 20%. Y si ese paquete inicial fue criticado por el Gobierno de Roma, las nuevas compras han desatado su ira.
Electricité de France (EdF) ha anunciado que tiene ya el 20% del grupo italiano Montedison. Con esta operación, que eleva el valor de su participación en el grupo italiano a 1.100 millones de euros (1,8 billones de pesetas), EdF se convierte en el primer accionista del grupo por delante del banco de negocios Mediabanca, que tiene el 15%.
El Ministerio de Economía de Italia, que había expresado en días anteriores su oposición a la entrada de EdF en el grupo transalpino, mostró ayer "su abierta contrariedad" ante el nuevo paso dado por el gigante eléctrico francés. El Ejecutivo italiano, al igual que han hecho otros Gobiernos comunitarios en los últimos meses, expresó su preocupación ante la posibilidad de que una empresa pública francesa, que además es en la práctica un monopolio, pueda tomar el control de Montedison. Y es que éste agrupa, entre otras empresas, la eléctrica Edison, la segunda de su país.
El Gobierno italiano cuestionó las declaraciones de EdF, en las que se señalaba que su participación es meramente financiera. Y es esa línea de desconfianza ante las posibles intenciones de la más importante eléctrica europea en la que Italia prepara medidas de protección que ayer no especificó. æpermil;stas, que tendrán como objetivo la fijación de barreras de entrada en el sector energético, están ahora en estudio y serán presentadas a las autoridades de Bruselas.
Los mecanismos de los que dispone Roma "son los de un Gobierno nacional" en relación con "las directivas europeas que establecen un principio de reciprocidad en materia de servicios", añadió el portavoz oficial. Aunque esa es la posición del gabinete saliente, el equipo de Berlusconi le mostró su apoyo.
De esta forma, Italia se unirá a los países comunitarios que han establecido algún tipo de barreras para la entrada en sus compañías eléctricas. En la actualidad, el líder del sector en esa nación, Enel, tiene en marcha la venta de parte de sus activos agrupados en una sociedad, Elettrogen, por la que se han interesado las más importantes compañías europeas eléctricas, como EdF y Endesa.
En su defensa
EdF, por su parte, ha preparado su defensa con el argumento de la reducción paulatina de clientes por la apertura del mercado francés.
Y señala que desde que se pusieron en marcha las reglas de la competencia en el pasado verano, EdF ha perdido más de 50 grandes clientes. Estos consumidores industriales se han pasado a varias empresas de naciones vecinas, como a la alemana RWE y Eon, así como a Endesa.
Las polémicas operaciones del gigante francés
Todas las operaciones empresariales de peso acometidas por EdF han sido mal recibidas por los Gobiernos de los países afectados, desde Italia a Reino Unido, Alemania o España. Sin embargo, la empresa que preside François Roussely cuenta ya con participaciones significativas, en línea con su objetivo de diversificar sus mercados ante la inevitable pérdida a largo plazo de cuota en Francia. La meta es que un 50% de sus ventas tienen que provenir de fuera de Francia en el año 2005. Ya casi el 20% de su cifra de negocios se originó en el exterior en el pasado ejercicio.
Una de sus primeras transacciones significativas fuera de sus fronteras fue la compra del 100% de London Electricité, que el Gobierno intentó sin éxito paralizar en Bruselas, pese a las reticencias de las autoridades comunitarias respecto a la actuación del gigante francés.
Menos polémicas han sido su entrada en Polonia y Hungría, mientras que la compra del 25% de la alemana EnBW, con opción a llegar al 34%, ha sido contestada desde la empresa con la reclamación de libertad de actuación. Y precisamente esa posición de EdF ha complicado a EnBW su presencia en Cantábrico, de la que tiene, junto a su socio español, el 60% del capital. Pero el vicepresidente Rodrigo Rato ha optado por la eliminación cautelar de sus derechos políticos.
El grupo industrial milanés controla en España Koipe y Antibióticos
El diversificado grupo italiano Montedison es hoy una de las principales multinacionales italianas. En total cuenta con una nómina de 33.000 empleados y tiene presencia industrial en más de 30 países.
De entre ellos, uno de los más importantes es España, donde la compañía genera un 9,5% (223.290 millones de pesetas) del total de su cifra de ingresos. En nuestro país su actividad industrial se concentra básicamente en el sector agroalimentario, con la aceitera Koipe y el grupo procesador agrario Cereol. Ambos los controla a través del grupo francés Eridania Béghin Say, cabecera de su división internacional en el campo de la alimentación. También tiene una fuerte presencia en el sector farmacéutico de la mano de su filial Antibióticos, sociedad que tiene una planta en León.
En España, al menos durante los últimos años de gestión del Gobierno socialista, Koipe era considerada una empresa estratégica. El Estado, merced a la fusión que esta empresa llevó a cabo con el grupo de Elosúa, mantuvo una importante participación al objeto de evitar que la mayor compañía española productora de aceite de oliva fuera gestionada de forma independiente por capital extranjero.
Larga tradición
Esta consideración estratégica cambió radicalmente en los primeros años del primer Gobierno de José María Aznar.
Montedison es heredera de la más rancia tradición empresarial italiana. La compañía es ahora propiedad de un grupo de instituciones financieras italianas, entre las que se encuentra Mediobanca, Banca di Roma, Sanpaolo-IMI, etc.), además de aseguradoras italianas como Generali y Sai.
Estas instituciones son las propietarias de la compañía merced a una OPA que sobre el grupo lanzó el conglomerado industrial Compart (antigua Ferruzzi) en noviembre del año pasado. En virtud de esta operación, ambas sociedades se fusionaron y conformaron lo que hoy es Montedison.