Novartis compra el 20% de Roche como primer paso para una fusión
Novartis ha reactivado la espiral de fusiones en el sector farmacéutico mundial con la compra del 20% de Roche, por un total de 534.099 millones pesetas. Aunque los dos grupos suizos prefirieron hablar oficialmente de alianza, el presidente de Novartis, Daniel Vasella, calificó la operación de "inversión estratégica a largo plazo" y los analistas descontaron una posible fusión futura. En cualquier caso, el capital de Roche está muy concentrado en dos familias fundadoras, que controlan el 50,1% de los derechos de voto.
Novartis anunció ayer la compra del 20% de su rival y compatriota Roche. La compañía que preside Daniel Vasella ha comprado la participación de la sociedad BZ Group en Roche, propiedad del financiero Martin Ebner, por un total de 534.099 millones de pesetas (4.830 millones de francos suizos o 3.210 millones de euros). La operación vuelve a desencadenar movimientos en las clasificaciones mundiales del sector, que había pasado por unos meses de calma después de la creación de GlaxoSmithkline a finales del año pasado, el segundo grupo mundial por detrás de Pfizer.
Novartis y Roche (ambas con sede en Basilea) emitieron ayer sendos comunicados en los que valoraban la adquisición de diversa forma. La primera calificó la operación de "inversión financiera a largo plazo", admitiendo que "tiene una naturaleza estratégica", según declaraciones del propio Vasella. El máximo responsable de la compañía suiza también admitió que "aún no se ha tratado con la dirección de Roche ninguna posibilidad de colaboración".
Mientras, el homólogo de Vasella en Roche, Franz Humer, descartó una fusión, y destacó la existencia de una participación mayoritaria sólida en el capital por parte de las dos familias fundadoras (Hoffmann y Oeri-Hoffmann), que mantienen el 50,1% de los derechos de voto del grupo. El capital de esta multinacional está formado por 160 millones de títulos al portador y otros 702 millones de acciones sin derecho de voto. El comunicado de Roche concluyó aludiendo a la firme intención del equipo directivo de seguir adelante, sin descartar futuras alianzas.
Muy diferente fue la interpretación de los analistas, que han visto en la compra del 20% del capital de Roche un primer paso para una futura fusión con Novartis, informa Efe. Los analistas destacaron que la tendencia a la baja de la cotización de Roche en Bolsa durante las últimas semanas ha sido uno de los detonantes de que Novartis haya optado por realizar la operación ahora.
En cualquier caso, existe una gran complementariedad entre ambas compañías. Novartis cuenta con una fuerte posición en medicamentos de prescripción médica, mientras que Roche cuenta con más implantación en productos para hospitales. En el sector de diagnósticos y vitaminas mantiene la primera posición a nivel mundial. Sin embargo, Roche no ha renunciado a la investigación de fármacos para trasplantes, oncología y contra el sida.
Novartis cerró el año pasado con unas ventas de 3,14 billones de pesetas (18.872 millones de euros) y un beneficio neto de 701.415 millones de pesetas. La compañía obtuvo en el primer trimestre del presente ejercicio una facturación de 787.743 millones de pesetas (4.734,43 millones de euros). Por su lado, Roche registró una facturación de 755.370 millones de pesetas (4.539,87 millones de euros). En ambos casos, el negocio farmacéutico aporta alrededor del 60% del total de ventas. Precisamente, la necesidad de mantener el ritmo inversor en las respectivas divisiones farmacéuticas es una de las principales razones que han provocado las concentraciones que se han dado en el sector desde 1996. Ninguna de las seis primeras empresas del sector existía ese año.
Liderazgo
Con todo, una eventual fusión entre Novartis y Roche no conseguiría el liderazgo del sector, situándola en el cuarto puesto a nivel mundial. Sin embargo, la masa crítica en investigación aumentaría y el catálogo de productos farmacéuticos se complementaría. Sólo Novartis invirtió 431.640 millones de pesetas en todas sus divisiones durante 2000.
El capítulo de desinversiones podría generar cuantiosos ingresos, si la alianza entre los dos grupos prospera. Novartis ya se desprendió de su negocio químico (denominado Clariant actualmente) cuando se fusionaron las también suizas Sándoz y Ciba. El año pasado hizo lo propio con la división de agricultura, que ha pasado a denominarse Syngenta. A pesar de este adelgazamiento, Novartis cuenta con tres divisiones (las que forman ciencias de la salud, corrección de la vista y salud animal). El presidente de la multinacional, Daniel Vasella, descartó en febrero pasado otra segregación como la de Syngenta en un futuro, pero el nuevo proyecto con Roche puede variar el plan de crecimiento. Esta última también se desprendió de su actividad de aromas y bases químicas para perfumes (Givaudan) en 1999.
A partir de ahora falta por saber si el gigante alemán Bayer ha dejado de estar en el ojo del huracán de posibles fusiones en el sector.
Una larga tradición en España
La creación de Novartis en 1996 potenció la actividad fabril del grupo en España. Ciba acababa de inaugurar una planta de medicamentos en Barberà del Vallès (Barcelona), que ha potenciado recientemente al anunciar unas inversiones de 8.000 millones de pesetas para duplicar su capacidad de producción.
Además, cabe destacar que el director general de la filial española es actualmente el presidente de la patronal del sector Farmaindustria. La compañía cuenta con una segunda factoría de principios activos para antibióticos (Biochemie), en la que también ha concentrado inversiones del orden de 4.000 millones de pesetas en los últimos ejercicios. La compañía tiene actualmente otra factoría en Parets del Vallès (Barcelona).
Sin embargo, la creación de Clariant, tras la segregación de los negocios químicos de Novartis, aligeró el peso industrial del grupo. Clariant asumió la gestión de cuatro plantas en las localidades barcelonesas de El Prat de Llobregat y Castellbisbal, y en Tarragona. Por su parte, Roche ha fijado un plan de crecimiento específico para España para que no se repita el estancamiento de ventas del año pasado. La compañía, que se desprendió recientemente de la factoría de Givaudan ubicada en la cuenca del río Tordera (Barcelona), recibió el impacto de la reducción del precio de los medicamentos y la caída de las ventas del fármaco contra la obesidad Xenical.