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INTERNACIONAL

Cavallo suspende una emisión de deuda bajo la presión de los bancos

Los mercados están acorralando al superministro de Economía argentino, Domingo Cavallo. Ayer, los tipos interbancarios saltaron de 13% a 25% anual, y el riesgo país aumentó 200 puntos básicos desde el viernes, a 1.251. El domingo, Cavallo había anunciado la suspensión de una nueva emisión de deuda. Los inversores quieren un ajuste fiscal a fondo.

El periodo de gracia de Domingo Cavallo ha durado muy poco. La decisión de suspender una emisión de títulos públicos por 750 millones de dólares, prevista para hoy y postergada el domingo por la noche, implica la primera derrota del arquitecto de la Convertibilidad.

Tras una tempestuosa reunión mantenida el sábado con la cúpula de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), Cavallo aceptó, por consejo de sus interlocutores, postergar la subasta de letras del Tesoro. Si bien un comunicado oficial del Palacio de Hacienda explica que se actuó así por los tipos "ruinosos" que pedían los bancos, lo real es que el Gobierno no tenía otra salida.

El nivel alcanzado ayer por los tipos interbancarios y el salto operado en el nivel del riesgo país no dejan dudas sobre las dificultades extremas de Argentina, y en particular de su ministro de Economía. "Lo que estamos viendo ahora es un proceso forzado de liquidación de activos por parte de los inversores", dijo Mohamed el Erian, del Pacific Invetment Management Co. Pero la pregunta fundamental es si este movimiento del mercado se explica por el afán de los especuladores de forzar un cambio de rumbo o si simplemente es una demostración de que dan por terminada la paridad del peso con el dólar. En este sentido, una alta fuente bancaria dijo que "es claro que se está apostando a que el ministro cambie el rumbo y atienda el flanco fiscal. Lo que no se puede saber es qué hará el equipo económico ni cuánto tiempo más le concederá el mercado para que actúe".

La fuerte venta de bonos ha puesto de relieve la desconfianza sobre la capacidad de repago de Argentina en los próximos cuatro meses. "La situación de tensa expectativa es completa. Los movimientos económicos de envergadura están paralizados. Nadie sabe exactamente qué va a ocurrir", dijo otro operador de la alicaída City de Buenos Aires.

Pero incluso uno de los economistas ortodoxos que se oponen al plan de Cavallo de introducir el euro en el sistema de convertibilidad, junto con el dólar, no cree en la suspensión de pagos. "Es cierto que Argentina tiene fondos suficientes para afrontar los compromisos de sus deudas este año" por 14.300 millones de dólares, dijo Jorge Ávila. Pero él, al igual que la mayoría de sus colegas, critica a fondo el cambio de política monetaria y las modificaciones que Cavallo quiere llevar a cabo en el banco central. Si bien las fuentes consultadas daban ayer como un hecho la salida del presidente del banco central, Pedro Pou, un adalid de la dolarización, el ministro parece buscar un acercamiento a la banca. Para ello ha anunciado un mayor recorte del gasto fiscal. También ha anunciado un proyecto para dar prioridad al pago de la deuda pública a los acreedores.

Como muchos de sus antecesores, Cavallo parece temer al "golpe de mercado". Su situación y su ambición política puede llevarle a un nuevo viraje hacia la ortodoxia. La semana despejará ésta y otras dudas.

 

Se perfila una reprogramación del pago de la deuda

Desde su regreso al Ministerio de Economía, hace poco más de tres semanas, Domingo Cavallo se ha empeñado en desmentir cualquier posibilidad de una renegociación de los pagos de la deuda externa.

Sin embargo, y desde el momento en que la clave de la crisis argentina no es, ante todo, el riesgo cambiario, sino el riesgo crediticio, los analistas afirman que ese momento llegará. Fuentes oficiales y privadas indicaron que la Secretaría de Finanzas evalúa propuestas de bancos de inversión para estructurar un plan de refinanciación de vencimientos. Entre esas entidades se encuentran el CS First Boston, el JP Morgan Chase y Goldman Sachs.

El plan consiste en pedir a los acreedores que accedan a un gran canje voluntario de deuda, por unos 12.000 millones de dólares. Se trata de títulos con vencimiento entre 2001 y 2006. La idea es cambiarlos por papeles de largo plazo. Pero lo que está en el centro del debate y que determinará la suerte de este plan es su coste para las arcas fiscales. Es decir, si los tipos de interés del canje son demasiado elevados o no. En definitiva, esa es la principal duda de Cavallo a la hora de encarar a fondo esta opción, dictada por la falta de reactivación económica.

La opción de la reprogramación crece a la luz del daño que una crisis argentina podría causar en los mercados emergentes y en el resto del mundo. No por casualidad el economista Robert Samuelson afirmó esta semana que Argentina podría “provocar la próxima crisis financiera mundial”.

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