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Aló se convierte en el quinto operador que renuncia a ofrecer telefonía local

Aló se ha unido a la lista de operadores que han tirado la toalla en telefonía local, antes de comenzar a dar servicio y cuando sólo han pasado tres meses desde que este negocio, el último que se mantenía en monopolio, fuera liberalizado en enero.

La deserción de Aló se ha producido en la primera fase del proceso de negociación con Telefónica, cuyo objetivo es fijar las condiciones para compartir centrales con el operador dominante y dar a través de ellas telefonía local con acceso directo al abonado.

La retirada de Aló ha supuesto toda una sorpresa para el sector, ya que era la compañía que había solicitado un mayor número de conexiones con las centrales del operador dominante. En concreto, solicitó instalar sus equipos en 960 puntos de conexión, más, incluso, que Retevisión.

Un portavoz de Aló reconoció ayer este abandono y lo justificó por los problemas internos que tiene la compañía. Su matriz, RSLCom, está en pleno proceso de liquidación y los ejecutivos de la filial española han propuesto a sus dueños una oferta de compra que todavía está en debate. Lo prioritario, por tanto, es solucionar esta situación, pero Aló no descarta volver a entablar negociaciones con Telefónica cuando su horizonte se haya aclarado.

Con esta retirada de Aló, sólo quedan 14 empresas que mantienen su intención de dar servicio de telefonía directa a través del bucle local de Telefónica. En principio eran 19. Una de ellas, además, se mantiene sólo a medias, ya que Loop Telecom ha renunciado a dar servicio en dos ciudades y ha reducido sus peticiones a centrales de Madrid, Barcelona y Valencia.

Aló y, en menor medida, Loop Telecom han seguido el camino que inauguraron Airtel, Ola Internet, Alúa y Skypoint, que también solicitaron a Telefónica compartir sus centrales para dar telefonía local y se retiraron después.

A parte de las dificultades financieras por las que atraviesan las empresas, en el sector de las comunicaciones se justifica tanto abandono por las condiciones en las que el Gobierno ha regulado la apertura del último monopolio de Telefónica.

Las operadoras aseguran que el Ejecutivo les ha dejado sin margen para operar sin pérdidas.

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