La Comisión limitará el movimiento de ovinos y caprinos dentro de la UE
La Comisión Europea propondrá hoy martes a los expertos veterinarios de la UE introducir fuertes restricciones temporales en el movimiento de ovinos y caprinos en los Estados que los hayan importado directa o indirectamente del Reino Unido entre el 1 y el 21 de febrero pasados.
Fuentes comunitarias dijeron ayer que la propuesta será elevada al Comité Veterinario Permanente de la Unión Europea (UE) y se aplicará en especial a los cinco países que han anunciado importaciones directas de animales desde Gran Bretaña: Francia, Alemania, Holanda, Bélgica e Italia.
No obstante, la Comisión advierte que ante las operaciones de reexportación, estas limitaciones probablemente se extiendan a todo el territorio de la Unión.
En la mayoría de los citados cinco países las autoridades nacionales ya han puesto en marcha limitaciones como medida de precaución.
La Comisión espera que otras naciones comuniquen hoy las importaciones indirectas de ovinos y caprinos británicos que han realizado a través de esos cinco Estados miembros. Bruselas es partidaria de suspender por un periodo corto (que podría ser de una semana a diez días) las concentraciones de animales en mercados de ganadería, explicaron fuentes comunitarias.
Añadieron que la suspensión no afectaría a determinados movimientos que no presentaran riesgos de propagación, como el transporte del ganado a los mataderos.
En una rueda de prensa, el comisario europeo de Protección de los Consumidores, David Byrne, no descartó la posibilidad de que otros Estados de la UE, además del Reino Unido, estén afectados por la epidemia de la fiebre aftosa. Para estar seguros de que no es así, habrá que esperar, según advirtió, a que concluya el periodo de incubación de la enfermedad, sobre todo en el ganado ovino y caprino, en los que puede resultar más largo (de 15 días).
De confirmarse el contagio al resto de la Unión, no ocultó su preocupación por tratarse de una epidemia de grandes proporciones.
Vacunación rechazada
La Comisión Europea descartó ayer la posibilidad de proceder a la vacunación de las reses en los Estados miembros para evitar la propagación de la enfermedad, debido al elevado coste.
Byrne explicó que desde 1991, tras el brote de la enfermedad que afectó a varios Estados miembros durante los años ochenta, la Unión Europea (UE) practica una política de no vacunación por varios motivos, informa Efe.
Uno de ellos son los fuertes costes de vacunar a "millones de animales". Desde 1991 la UE ha ahorrado 1.000 millones de euros en vacunas.
Además, los animales vacunados constituirían "vectores" de la enfermedad, por lo que sería imposible distinguirlos de los animales realmente afectados, y la UE perdería además su estatuto de zona libre del mal a nivel internacional, según el comisario.