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La economía y la inversión frenan el ritmo de crecimiento hasta el 3,8%

El año 2000 fue un buen ejercicio para la economía española. El PIB creció el 4,1%, situándose en el entorno del 4% por cuarto año consecutivo, y se crearon 480.000 empleos netos. Sin embargo, el perfil marca una evolución claramente descendente, con un crecimiento de sólo el 3,8% en el último trimestre. Todos los indicadores, especialmente el consumo de los hogares y la inversión, hacen prever que continuará esta tónica a lo largo de 2001. El Gobierno argumenta que se está iniciando una nueva etapa, con un crecimiento más equilibrado entre demanda interna y externa, y menos inflacionista. La oposición, por su parte, critica lo que considera "autocomplacencia" del Ejecutivo.

La economía española pierde fuelle, presa de los primeros síntomas de agotamiento de la demanda interna, aunque aún se encuentra en tasas de crecimiento elevado, por encima de la media comunitaria.

El análisis es muy positivo en términos interanuales. El producto interior bruto (PIB) cerró el año 2000 con un aumento del 4,1%, una décima incluso por encima del 4% de 1999 y de la previsión inicial del Gobierno, situada en el 3,7%. El crecimiento estuvo caracterizado por una notable pérdida de impulso de la demanda interna (se desaceleró del 5,5% al 4,2%), que fue contrarrestada con una me-nor aportación negativa del sector exterior (de -1,5 puntos en 1999 a -0,1 puntos en 2000), fruto de la recuperación de las exportaciones.

Sin embargo, el análisis es menos optimista si se valora la evolución por trimestres. La economía comenzó el año 2001 con una velocidad de crucero del 4,2% en el primer trimestre, y cerró el último en el 3,8%.

La demanda interna se des-aceleró del 5,1% al 3,3%. Sus principales componentes mar-caron también idéntico tono. El consumo de los hoga-res fue cediendo del 4,4% al 2,8%, al igual que la inversión, en especial la de bienes de equipo, que pasó del 8% al 1,4%, en el último trimestre.

El Instituto Nacional de Estadística destaca, por lo que se refiere a la demanda, la mayor prudencia de las familias, que han frenado el consumo, al observar la desaceleración en el crecimiento del empleo y el menor valor de los activos financieros y mobiliarios (acciones, depósitos, cuentas corrientes). El encarecimiento del petróleo y el traslado de renta hacia los países productores de crudo también ha sido uno de los factores a tener en cuenta por los consumidores, que han visto cómo disminuía el poder adquisitivo a lo largo del pasado año por culpa de los carburantes.

Desde el punto de vista de la producción, el año pasado marcó tendencias contrapuestas. Las ramas primarias, la energía y la industria dibujaron un perfil acelerado, mientras que la construcción y los servicios se frenaron. La construcción logró, no obstante, crecer de media al 6,3%, frente al 8,7% de 1999. Un dato que revela el inicio el perfil descendente de la economía, sobre todo en el cuarto trimestre, es la matriculación de turismos, que cayó de octubre a diciembre un 12,6% frente al trimestre anterior.

Por lo que respecta al sector exterior, la pérdida de vigor de la demanda se notó, sobre todo, en la evolución de las importaciones, cuyo crecimiento cayó del 12,9% al 8,2%.

Las exportaciones mantuvieron un mejor tono (10% en el último trimestre) y es uno de los principales argumentos del Gobierno para prever una economía más sostenida en el año 2001, en la que el sector exterior contribuiría por primera vez en tres años al crecimiento económico, después de varios ejercicios con aportaciones negativas.

En el cuarto trimestre del año, el sector exterior ya aportó 0,5% puntos al crecimiento de la economía, rompiendo la tendencia negativa de trimestres anteriores.

 

El avance se limitó al 3,2% en tasa bruta al final del año pasado

La moderación del crecimiento económico es aún mayor si se analizan los datos del INE en términos brutos, sin limar las puntas de crecimiento, como hace Estadística en términos de ciclo-tendencia, que es como normalmente los hace públicos. En tasa bruta, el PIB se desaceleró del 4,7% del primer trimestre de 2000 al 3,2% del cuarto. En los mismos términos, la demanda interna creció a finales de año sólo al 2,2% y la inversion de bienes de equipo registró un crecimiento negativo del 4,9%.

El Gobierno, por su parte, se mostró ayer muy satisfecho con los datos de 2000. El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, resaltó que el crecimiento del pasado año, "más equilibrado en su composición" acerca a España a la media de la renta europea.

Rato, satisfecho

Reconoció que el "aterrizaje" de la economía de EE UU afectará a toda la zona euro, pero el efecto "será menor" de lo que se pensaba en un principio. El secretario de Estado de Economía, José Folgado, abundó en esta idea, indicando que la desaceleración permitirá a España reducir las tensiones inflacionistas. Folgado mantuvo la previsión oficial de crecimiento para 2001 (3,6%) y sugirió a los agentes sociales que una reforma laboral pactada ayudaría a conseguirlo.

La oposición y los sindicatos criticaron la "autocomplacencia" del Ejecutivo y le instaron a afrontar las reformas necesarias para evitar un frenazo brusco de la economía.

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