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Blair presiona a la opinión pública en favor del euro en año electoral

Una de dos. Fue el inicio de una estrategia política de enorme riesgo. O una maniobra contra sus rivales. Así valoraron ayer diversas fuentes en el entorno del Partido Laborista la sorprendente declaración de Tony Blair el pasado miércoles de que pretende tomar una decisión definitiva sobre el euro "en los dos primeros años de una próxima legislatura laborista". El euro sólo cuenta con el apoyo del 21% de los británicos, según un sondeo de la CE, publicado ayer.

Hay dos corrientes de opinión entre las fuentes laboristas consultadas ayer y cada una hace una lectura distinta del comentario de Blair, que respondía a una pregunta parlamentaria del líder conservador William Hague.

Una, más euroescéptica, sostiene que existe una pugna por el poder dentro del Gabinete entre el europeísta Blair y el ministro de Hacienda, Gordon Brown, partidario de evitar que el euro se convierta en un tema de debate en las elecciones que se celebrarán con toda probabilidad el próximo mes de mayo.

Según esta lectura, Blair ha planteado el tema tabú en un intento desesperado por recuperar la iniciativa política tras perder su aliado más estrecho con la dimisión hace dos semanas del ex secretario de Irlanda del Norte, el europeísta Peter Mandelson. "Fue una metedura de pata, y Brown no está demasiado contento", dijo un periodista próximo a Brown. "Blair intenta reafirmar su autoridad", coincide Paul Ormerod, economista y ex asesor del ministro de Transporte John Prescott.

Al margen del sospechado euroescepticismo de Brown -gran admirador de la economía estadounidense-, la insistencia del chancellor en excluir el euro del debate electoral se basa en un sinfín de sondeos que confirman el rechazo de la mayoría de los británicos al ingreso de la libra. Sólo uno de cada cinco de los entrevistados se mostró partidario del euro en el sondeo de la Comisión, un mínimo histórico.

Otra lectura más europeísta y más maquiavélica de la declaración de Blair es que las discrepancias entre los dos pesos pesados del Gobierno forman parte de una estrategia destinada a dar la vuelta a la opinión pública antes de un referéndum. "Brown no está en contra del euro. Todo esto es un montaje", dice Ray Barrell, un defensor del euro, del instituto NIESR. Barrell prevé que se celebrará un referéndum un año después de las elecciones. Las pruebas de convergencia económica establecidas por el Gobierno en 1997 ya se cumplen, dice Barrell.

Puede que haya una explicación más sencilla: "Gordon Brown no ha decidido aún y Blair simplemente quería acallar a Hague", dijo Meghnad Desai, un lord laborista y ex asesor de Neil Kinnock. En todo caso, añade, hasta que el euro no se aprecie para estabilizarse en torno a 1,5 unidades por libra, la entrada es inviable, añade. Ayer, la libra cotizaba a 1,56 euros.

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