La Bolsa busca estímulos tras la excitación provocada por la caída de tipos de interés
Movimiento lateral de consolidación es el palabro de moda entre los bolsistas más dinámicos, que es lo mismo que decir que el Ibex, como índice principal, lleva dos semanas atrapado en el nivel técnico y psicológico de los 10.000 puntos. Le cuesta mucho alejarse del mismo, tanto al alza como a la baja.
El mercado nacional ha cerrado el mejor mes de enero de su historia, con un alza del 11% del Ibex, apoyado en las dos rebajas de tipos de interés decididas en el periodo por la Reserva Federal de Estados Unidos. El punto de partida del mercado nacional, claro está, era bien diferente del de sus homólogos europeos.
La penalización de 2000 se ha ajustado en enero de manera parcial debido al impacto favorable que sobre los bonos y acciones de los mercados latinoamericanos ha tenido el recorte de tipos de interés de Estados Unidos. Cada vez es mayor el número de gestores internacionales que compran mercados latinoamericanos a través del Ibex, dada la gran exposición de los valores emblemáticos de éste en la zona.
Este hecho, dicen los analistas, coloca al mercado nacional en una posición complicada, porque con relativa frecuencia se generalizan las definiciones. Sin quererlo, la Bolsa española entra dentro de los mercados emergentes, con todas las implicaciones que ello conlleva.
Tras la rectificación al alza de enero, el mercado parece haberse quedado sin energía. Necesita, dicen los expertos, nuevos estímulos. La gran excitación observada en precios y volúmenes por los recortes de tipos de interés pierde fuerza. El dinero se inhibe y muchos inversores deshacen posiciones, realizan las primeras plusvalías de 2001.
Los expertos recalcan, no obstante, que, a pesar de la inestabilidad manifiesta de los últimos días, de ese grado especial de congestión, de un sí pero no, la evolución de los tipos de interés y la de las acciones son indisolubles en el tiempo, aunque, claro está, siempre en sentido inverso. Sube la Bolsa cuando bajan los tipos de interés, y al revés. Desde el comienzo del año se ha confirmado, además, que los resultados de las empresas cotizadas tienen un peso coyuntural no definitivo.
El peligroso recital de los 'chicharros'
Quienes siguen muy de cerca los avatares de la Bolsa española no han mostrado sorpresa alguna, y mucho menos se han rasgado las vestiduras, por el recital continuado, desaforado, de los valores de segunda y tercera fila.
Los bolsistas clásicos de la Bolsa de Bilbao, otrora el mercado más dinámico, el más capitalizado y el que mejor apuntaba tendencias, definieron un buen día a estos títulos como chicharros. Manifestaban sin reparos, así, el desprecio a tales títulos al compararlos con los peores pescados que se ofertaban en las lonjas.
No es la primera vez, ni la última, que estos valores se rebelan contra el poderío de los blue chips y entonan canciones alcistas sin límites. No es la primera vez, ni la última, que muchas de estas compañías se convierten en ratoneras, porque del mismo modo que suben sin límite, hacen lo propio en sentido contrario. La falta de liquidez, las bajas capitalizaciones, provocan, precisamente, movimientos tan disparatados en una u otra situación.
Recitales como los que han dado en las tres últimas semanas un puñado de estas compañías se repiten cada año en la Bolsa española. Lo peor del caso es que muchas de éstas ya no vuelven a participar en próximos festivales, porque la especulación les da la espalda.