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El precio del calzado puede subir un 30% por la crisis del vacuno

La industria del calzado es una víctima más de la crisis de las vacas locas. El descenso de suministro de piel provocado por una caída del consumo de carne de vacuno y por una mayor incineración de reses elevará el precio del calzado y de artículos de piel alrededor de un 30%, según la industria.

Los productores de calzado y artículos de piel han levantado la voz de alarma por las inesperadas consecuencias para el sector que ha traído consigo la crisis de las vacas locas. La industria augura un aumento de un 30% y un 40% en el precio del calzado debido al progresivo descenso de suministro de piel como consecuencia de la incineración y el entierro del ganado. Rafael Calvo, secretario general de la Federación de Industrias del Calzado Español, advierte "que esta crisis afectará, sobre todo, a los fabricantes de calzado de confort (más resistentes), que requieren esta piel de vacuno y que se encuentran principalmente en las poblaciones alicantinas de Elche y Villena y en Almansa (Albacete)".

El problema del suministro de piel comienza en el descenso de reses sacrificadas. "A los mataderos no les interesa sacrificar la res si no pueden venderla para consumo", asegura Fernando Gutiérrez, secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Marroquinería. Si la demanda de vacuno para la alimentación desciende el 70%, la reducción de piel caerá en esa misma proporción. "Esto traerá graves consecuencias para los productores de artículos de piel", advierte. El mercado verá incrementados sus precios entre un 30% y un 35%, ya que el 80% de la producción es de piel de ternera.

Sin embargo, la industria de la piel (calzado, confección y accesorios), que mueve un billón de pesetas y que exporta artículos por valor de 500.000 millones, no espera reducir sus ingresos por este problema. A juicio de Rafael Calvo, "la subida del precio de la piel repercutirá en el precio final del calzado, aunque esto dependerá, en parte, de la política comercial de cada compañía. Algunas absorberán parte de ese incremento para competir en el mercado, pero la mayoría de ellas no podrá hacerlo".

Materia prima

Para los curtidores, el panorama no es más alentador. La materia prima será también más cara para ellos, "hasta un 40%, según Manuel Ríos, representante del sector. Ríos vaticina que el precio final del calzado no será tan alto como auguran los fabricantes. Si la piel de vacuno sube un 40%, el precio del zapato debería incrementarse sólo un 20%, ya que el zapato tiene más componentes que la piel".

Miguel Llompart, presidente de Selec Balear, la agrupación de empresas que aglutina a los principales productores de las islas, asegura que los consumidores empezarán a notar esta subida en septiembre, cuando salgan a la venta los zapatos de calidad. Con respecto al mercado de las prendas de piel, Llompart explicó que los productores no han podido concretar los pedidos para la próxima temporada de invierno, ya que les ha sido imposible establecer un precio de venta debido al previsto incremento del precio de la piel. El presidente de la Asociación de Fabricantes y Auxiliares del Calzado de Baleares, Guillem Coll, explica otro problema de los fabricantes baleares: no pueden recurrir a los materiales sintéticos o a pieles alternativas porque la industria de las islas está especializada en el calzado de calidad y, por tanto, perderá capacidad para competir.

 

Medidas para salvar la piel

El problema fundamental del mercado de la piel se encuentra en el riesgo de que el descenso del cuero por la incineración de las reses provoque a su vez un descenso en la producción del calzado. "Si no hay piel suficiente, la producción descenderá y muchos talleres y empresas pueden verse obligados a despedir a trabajadores", alerta Llompart. El sector del calzado y de la piel da trabajo a cerca de 46.000 personas en España y vende en el exterior más de 500.000 millones de pesetas. Para salvarlo, la industria propone estudiar la posibilidad de recuperar la piel de la vaca antes de ser incinerada. "La piel no está en absoluto afectada por la enfermedad y con esta medida se produciría un ahorro energético del 40%, ya que la piel es la parte más dura de quemar", apunta Rafael Calvo. Rescatar la piel, además, significaría recompensar a los ganaderos parte del coste de sacrificar a la res, a través de la venta de la piel a los fabricantes de calzado o artículos de marroquinería", señala. La industria se ampara en la normativa europea sobre la crisis de vacas locas, aprobada el pasado 18 de diciembre, en la que se incluye la posibilidad de que las pieles procedentes de vacas afectadas pueden ser destinadas al mercado del cuero.

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