Hitemasa ve truncada su esperanza de lograr liquidez con la venta de activos
Hitemasa no ha logrado vender, en una oferta pública, su superficie fabril inactiva. La textil malagueña necesita liquidez para hacer frente a nóminas y poner en marcha un plan de viabilidad. Ahora tratará de negociar individualmente con los tres únicos interesados.
Los accionistas de Intelhorce (51% trabajadores, 47% Junta de Andalucía y 2% Ayuntamiento de Málaga) acordaron el 25 de noviembre vender 100.000 metros cuadrados de suelo industrial, una nave de 8.120 metros y un edificio de oficinas de 6.633. Pensaban conseguir con la enajenación de estos activos patrimoniales, ahora en desuso, unos 1.700 millones de pesetas, cantidad con la que reactivar la fábrica y superar la delicada situación económica que atraviesan.
Ayer, fecha prevista para elegir la mejor oferta, abundaban las caras largas en la empresa tras el consejo que debía decidir a quién se vendían las instalaciones inactivas: "Hay tres propuestas, pero ninguna se ajusta a las condiciones que nosotros exigíamos", reconocía el presidente de la sociedad, Manuel Márquez. "Ahora tendremos que negociar individualmente con cada interesado". Y eludió dar detalles sobre estas propuestas y sus promotores.
Salarios pendientes
Con cuatro pagas pendientes de cobro (el salario de dos meses y dos extraordinarias) y problemas para proveerse de materia prima, la inexistencia de un claro interesado en adquirir el patrimonio de Hitemasa es un nuevo revés para la textil que no oculta los problemas de tesorería que padece: "Necesitamos 450 millones de pesetas para hacer frente a las nóminas de los 433 trabajadores y algún que otro pago urgente".
Los problemas de liquidez obedecen, según el presidente de la empresa, en primer lugar, a que el algodón se paga por adelantado, mientras que factura con letras aplazadas a sus clientes. "Además, hemos tenido que recurrir a nuestra tesorería para hacer inversiones superiores a los 200 millones de pesetas y la mitad de este dinero está por recibir en concepto de subvenciones".
Desde el presidente de la sociedad hasta el comité de empresa, el mutismo respecto a las cuentas de la empresa es absoluta: "Cuanto más se hable de nosotros peor", repiten. Sin embargo, no es un secreto que casi todas las entidades bancarias rechazan negociar letras de pago con Hitemasa. Y la Junta, que a través del Instituto de Fomento de Andalucía posee el 47% del capital, "tampoco nos respalda", dice Pedro Macía, presidente del comité de empresa.
La textil ha intentado que la Administración andaluza le avale un préstamo bancario con el que hacer frente a los pagos más urgentes (nóminas y materia prima) y la Junta ha rechazado la propuesta con el pretexto de que la Unión Europea no lo autorizaría. Manuel Márquez también negó ayer que la firma tenga dificultades para dar salida a a su producción. Aseguró que las existencias son razonables para la actividad. "Las ventas, el año pasado, fueron mejor que el precedente, al menos hasta el otoño, en el que se hicieron más patentes los problemas de tesorería".
Una vez que se consiga vender la superficie inactiva, Hitemasa prevé aplicar un plan de viabilidad que pasa por prejubilar un porcentaje no revelado de la plantilla y poner en marcha un programa para optimizar recursos y buscar nuevas estrategias.
La textil nació de las cenizas de Intelhorce, empresa de capital público con una azarosa historia a sus espaldas. A final de los ochenta, Patrimonio del Estado se la vendió al empresario italiano Giovanni Orefici. La privatización y gestión de Intelhorce dio lugar a un procedimiento judicial por presunto fraude y estafa, pendiente de sentencia.