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El sector aprovechó el año para adaptarse a una competencia más dura

El último año del siglo pasado será recordado por haber sido uno de los más intensos en el negocio turístico. En 2000 se han producido fusiones entre grupos hoteleros que hasta ese momento resultaban poco menos que impensables, como es el caso de Sol Meliá y Tryp.

Además cadenas como Occidental y Barceló han apostado por el Caribe y han iniciado la penetración en el mercado estadounidense.

La globalización también ha afectado al negocio turístico y las fusiones entre empresas ya traspasan las fronteras. Barceló se convertirá en el primer accionista del operador británico First Choice. A cambio, el grupo británico le ha comprado la división de viajes a la empresa española.

Otro buen ejemplo de la corriente transnacional que discurre por el negocio turístico es la integración del grupo hotelero español NH y el holandés Krasnapolsky.

Pero las negociaciones entre potenciales socios no son sencillas y algunos de estos proyectos de fusión entre grupos turísticos están abiertos. Así Iberia y Air Europa aún negocian una integración que hará cambiar el mapa aéreo español.

Además, las empresas también han decidido aprovechar las nuevas tecnologías para llegar directamente al cliente final. De ahí que hayan comenzado a surgir portales, como el promovido por Sol Meliá, Planeta, el BSCH y AOL, que ofrecerán habitaciones de hotel, viajes combinados, y otros servicios vinculados y no vinculados a la actividad turística.

Las agencias de viajes también han decidido aprovechar las oportunidades que abren las nuevas tecnologías y han iniciado un proceso de integración y reconversión tecnológica que se basa en el empleo de Internet. Así, las principales asociaciones en las que se agrupan la mayoría de las agencias del país han constituido un organismo que será el germen de una sola entidad que les represente.

Pero esta irrupción de las nuevas tecnologías en el negocio turístico ha tenido también su lado oscuro. Tras un primer año en el que todas las empresas que sonasen a Internet y nuevas tecnologías subían como la espuma, el año pasado ha sido el del reflujo de la inversión. Los mercados han dejado de lado a la nueva economía y han regresado a la más tradicional. Algunas empresas como Amadeus han sido arrastradas por ese proceso y han visto como algunos de sus accionistas tuvieron que renunciar a colocar más capital en Bolsa.

Salidas a Bolsa aplazadas

Precisamente el débil momento por el que pasan los mercados ha sido uno de los motivos principales por los que no se han producido más colocaciones de empresas turísticas en Bolsa. Incluso algunas, como la de Spanair, que ya fue anunciada, ha sido aplazada definitivamente. Pero los accionistas de la aerolínea española no han arrojado la toalla y negocian con Lufthansa para que se incorpore a su capital.

Parte de los proyectos de salida a Bolsa también han sido pospuestos tras la aparición de nuevas fórmulas de financiación. Durante 2000 se ha producido un flujo constante de dinero procedente de distintos fondos de inversión y pensiones del Reino Unido o Alemania.

Además, bancos y cajas de ahorro han retornado al negocio hotelero con especial fervor. Algunos, incluso, han entrado no ya como meros financiadores de proyectos, sino que han asumido directamente participaciones en grupos hoteleros: esos son los casos del BSCH, quien participa en el capital de AC Hoteles, a través de un fondo que gestiona; o el del Banco Pastor, que ha constituido un grupo propio de inversión en turismo y hoteles.

Algunas cajas han seguido ese mismo camino. A la ya conocidas participaciones de La Caixa en Occidental Hoteles, Unicaja en Hoteles Playa o La Caja Insular de Canarias en IFA Hoteles, el año pasado se produjo la entrada de Caja Madrid en NH y el triple desembarco de Sa Nostra, Caixa Galicia e Ibercaja asociados a Condor & Neckermann.

Inversores internacionales

Junto a estos inversores institucionales, la hotelería ha visto en 2000 como ilustres financieros se han ido acercando a ese negocio. Así, Alicia Koplowitz, en asociación con otros inversores constituyó un pequeño grupo hotelero especializado en establecimientos de lujo y que se bautizó con el nombre de Hospes. Más recientemente el financiero estadounidense George Soros, a través de su brazo inversor Med Group ha suscrito un acuerdo con Bass Hotels para desarrollar en España una cadena de hoteles de precios económicos y dirigidos al hombre de negocios.

Esa corriente de fondos para invertir en hoteles en España se está generando también en sentido inverso. En 2000 ya se han producido los primeros escarceos. Sol Meliá ya ha confirmado en varias ocasiones que ha mantenido negociaciones con algunas de los principales cadenas hoteleras mundiales para constituir un gran grupo hotelero. En esa fase de conversaciones estuvieron Hilton y algún grupo estadounidense. Los responsables de Sol Meliá han confirmado que buscarán una alianza de ese tipo y está podría producirse en 2001.

Quien también puede iniciar ese camino es Barceló. El grupo mallorquín ya tiene un acuerdo con First Choice por el que este operador británico invertiría fondos en la división hotelera de la empresa española. Además, Barceló es socio de FCC y BBVA en la inversora hotelera Grubarges, que cuenta con una cadena en Estados Unidos.

 

Agencias de viajes virtuales

Las agencias de viajes españolas han aprovechado 2000 para hacer algunos deberes pendientes. En primer lugar, los grandes grupos de distribución de viajes han entrado de lleno en las nuevas tecnologías.

Así, por ejemplo, Viajes Marsans constituyó junto a Amena Mundoviaje.com, un portal de Internet que vende viajes de cualquier operador turístico.

En esa misma línea, dos empresas puramente tecnológicas desembarcaron en el negocio turístico. Amadeus y Terra, a través de su sociedad mixta Rumbo, comenzó a vender viajes en la Red, con el apoyo de Barceló Viajes.

Junto a las nuevas oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías, las agencias de viajes se han enfrentado en 2000 a un estrechamiento de sus márgenes forzado por las compañías aéreas. Debido a ello, en buena parte, las principales organizaciones que agrupan a las agencias han iniciado un proceso de fusión que culminará ya en 2001.

La entrada del grupo británico First Choice en el mercado español de viajes al comprar Viajes Barceló ha desatado un proceso en el que otros grupos internacionales buscarán este año entrar en esa actividad.

 

Integración de compañías aéreas

La entrada de competidores europeos, junto al alza del petróleo y la apreciación del dólar, han sido tres de las causas que han dado lugar a que las compañías aéreas españolas de tamaño medio hayan tenido en 2000 un año de resultados adversos.

En buena medida para paliar esas debilidades y en otra parte para buscar una mejora en su eficacia, las dos principales aerolíneas privadas españolas han buscado acercarse a grupos mayores.

En el último trimestre del año pasado Air Europa e Iberia abrieron formalmente las negociaciones para su fusión.

Esa integración, que culminará este año, deberá superar aún algunas trabas que afectan a la competencia del mercado, al escalafón de los pilotos y a algunas suspicacias levantadas entre las agencias de viajes.

Mientras tanto, Spanair se ha buscado un socio europeo y global: Lufthansa. En los próximos meses la integración entre ambos grupos puede ser un hecho. Ambos tienen ya una fuerte relación. SAS, accionista de Spanair, es socio de Lufthansa en la Star Alliance y Spanair vuela con códigos compartidos de ambos entre Alemania y España.

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