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El Gobierno convoca una nueva subasta de renovables antes del verano, gemela de la anterior

Se subastarán 3.000 MW de nueva potencia eólica y fotovoltaica En la última subasta, las solicitudes superaron en más de tres veces la potencia adjudicada

CINCO DÍAS

Acuciado por el tiempo para cumplir los objetivos medioambientales de la UE para 2020, y tras cinco años de moratoria a cualquier incentivo a más plantas de renovables, el Gobierno ha decidido por trámite de urgencia volver a celebrar una nueva subasta de capacidad igual a la del día 17. Teniendo en cuenta que a estos proyectos se les otorga cuatro años para su construcción, los que no se adjudiquen ya, no entrarían en funcionamiento en dicho año.

Aunque los responsables del Ministerio de Energía han filtrado en los últimos días su intención de convocar una nueva subasta, ha sido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el que se colgó la medalla al anunciarlo ayer en la inauguración de unas jornadas sobre la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Se trata de una subasta para igual capacidad (3.000 MW) y con el mismo diseño, aunque solo va dirigida esta vez a eólicas y fotovoltaicas (el resto queda fuera) seguirá siendo un proceso sin cupos y al mejor postor, si bien, en caso de empate, volverá a tener ventaja la eólica.

En la reciente puja, toda la capacidad (salvo pequeños restos que no podrán construirse) se la adjudicó esta tecnología: 1.200 MW, el grupo Forestalia (que también ganó el grueso de la primera y única subasta celebrada en España, en enero de 2016); Gas Natural Fenosa, 667; Endesa, 540 Grupo Brial, 237; Siemens Gamesa, 207 y Norvento, 128 MW;

Hacer una subasta gemela tiene la ventaja de que el trámite se acelera. Para la anterior fueron necesarios un real decreto; una orden ministerial y dos resoluciones, y los informes preceptivos de la CNMC, lo que llevó varios meses. Al ser la nueva casi idéntica, y que el Ministerio se ha propuesto tramitarlo por vía de urgencia, es muy probable que pueda organizarse este mismo verano. De hecho, el organismo supervisor ya ha recibido el borrador de real decreto, que no incluye un dato clave: cuál es el precio-suelo que se garantiza para retribuir la inversión.

Y es que la subasta consiste en ver quién está dispuesto a desarrollar nuevos megavatios verdes al menor coste de inversión, lo que es lo mismo, con el mayor descuento posible. En la celebrada el día 17, dicho descuento se limitó en un 52% (la del año pasado fue del 100%, lo que hace temer que muchos proyectos no se ejecuten: ante la dificultad de lograr financiación, los adjudicatarios podrían optar por perder los avales aportados, de 20.000 euros MW, muy inferiores a los de este año, de 60.000 euros).

Para ligar la regulación de las renovables basada en parámetros retributivos a la inversión (con una rentabilidad del 7,35%), que el Gobierno de Rajoy aprobó en julio de 2013, a los proyectos adjudicados en subastas, se ha inventado un nuevo parámetro: el citado precio-suelo, que en la última garantiza un precio de unos 30-32 euros/MWh. Si el de mercado estuviera por debajo, se compensaría a través de la tarifa, una hipótesis de momento improbable a la vista de las cotizaciones del pool. Otra cuestión será la revisión que el ministerio haga a partir de 2020.

El ministerio señaló ayer que estos proyectos no tendrá un coste para los consumidores, pues los adjudicatarios se han llevado toda la capacidad con el máximo descuento. Ello, y el hecho de que las solicitudes superaran en más de tres veces la potencia adjudicada ha llevado al departamento que dirige Álvaro Nadal a justificar su jugada. Fuentes del sector aseguran que otro motivo es que buena parte de la capacidad que quedó fuera (mitad eólica y mitad fotovoltaica) corresponde a las grandes eléctricas del sector, esencialmente, Endesa y Gas Natural (Iberdrola quedó fuera y Acciona optó por no presentarse).

Conflicto con la solar

Nadal no parece haber tenido en cuenta, sin embargo, el conflicto desencadenado por el sector fotovoltaico, que quedó fuera de una subasta que fijaba que en caso de empate, se adjudicaban los megavatios a la tecnología con mayor número de horas de funcionamiento (la eólica), en lugar de la más competitiva en coste de inversión: 800 euros /MW frente a 1,2 millones. Las ganadoras, por su parte, consideran que Nadal ha optado por darles esa ventaja pues la producción con viento es más barata para el usuario.

La discriminación llevó a la Unión Española Fotovoltaica (Unef) a recurrir la normativa de subasta ante el Supremo. Y, de no corregirse, la próxima podría llevar el mismo camino. Según fuentes de este sector, el problema podría solventarse bajando el suelo para lograr más competencia. Aunque con un suelo demasiado bajo, ¿para qué presentarse a ninguna subasta cuando la posibilidad de desarrollar proyectos que compitan en el mercado está en manos de cualquiera? Es probable que las empresas prefieran el canal de la subasta por razones de financiación, pues los bancos son reacios a darla si no se garantiza un precio mínimo, o por sortear las trabas administrativas, pues los proyectos pasan al registro oficial de instalaciones con derecho a incentivo.

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