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Banca

Saracho inicia su etapa en Popular escudado por nuevos consejeros

Ron dimite hoy, y Molins y Oroviogoicoechea adelantan su salida para nombrar a dos nuevos consejeros

Emilio Saracho, durante la junta de accionistas de hoy.
Emilio Saracho, durante la junta de accionistas de hoy. Pablo Monge

Banco Popular inicia hoy una nueva etapa con la dimisión de Ángel Ron como presidente y el nombramiento de Emilio Saracho como su sustituto. En el consejo posterior a la junta se espera que Ana María Molins y Jorge Oroviogoicoechea adelanten su salida del consejo para nombrar a dos nuevos consejeros españoles de reconocido prestigio en el sector empresarial. En la junta de abril se nombrarán a otros dos.

Banco Popular inicia hoy una nueva etapa, que supone una auténtica ruptura con el tradicional modelo de gobierno corporativo de la entidad. Será la primera vez desde que se creó la institución en 1926, y en la que han pasado ya 10 banqueros, que el nuevo presidente no ha tenido vinculación con la entidad hasta ahora.

La junta extraordinaria de accionistas aprobará hoy el nombramiento de Emilio Saracho como consejero ejecutivo del banco. Unos minutos antes, el consejo de administración aprobará el cese y dimisión de Ángel Ron como presidente y consejero tras 10 años de número uno, y toda su trayectoria profesional en el banco. Una vez nombrado, el consejo retomará su reunión tras la junta y le nombrará nuevo presidente.

La junta estará presidida por Roberto Higuera, vicepresidente de la entidad de mayor edad y con más trayectoria en Popular. En esta reunión se votará, además del nombramiento de Saracho –exvicepresidente de JPMorgan–, una modificación de la política retributiva.

La reunión no será fácil, ya que los accionistas están muy enfadados con el banco tras haber soportado tres ampliaciones de capital en tres años y medio por un total de 5.450 millones de euros. Además, el valor que no logra asentarse en el euro, aunque será en la junta de abril cuando se someterán a aprobación las cuentas de 2016. Pese a ello, hoy se comunicará a los accionistas las pérdidas de 3.485 millones de euros sufridas por el banco en 2016.

También está previsto que en el consejo renuncien a su cargo dos consejeros: Ana María Molins y Jorge Oroviogoicoechea. El mandato de ambos cumple este año, aunque han decidido adelantar su salida, y el consejo aprovechará para designar a sus sustitutos. De esta forma, Saracho entra en el banco escudado por dos nuevos consejeros independientes de reconocido prestigio y trayectoria profesional en España.

Uno de los principales objetivos de Saracho, y una de las recomendaciones del BCE, es que el banco renueve gran parte de su consejo con representantes independientes, en detrimento de los dominicales. Es una de sus asignaturas pendientes, y una recomendación habitual ya del Banco de España.

Con los nuevos consejeros que se incorporarán a la entidad, no solo se pretende mejorar el gobierno corporativo, sino que el mercado aprecie el cambio y se refleje en una revalorización de la acción. La idea es que entre marzo y abril dimitan otros dos consejeros para en la junta de abril nombrar a sus sustitutos.

Además de profesionalizar el máximo órgano de gobierno de la entidad, el principal reto de Saracho es mejorar los ratios de capital de Popular, que tras las elevadas pérdidas de 2016 ha quedado muy ajustado, al situar su ratio CET 1 fully loaded (contando ya con todos los requisitos de Basilea III) en el 8,17%, frente al 11% de media que tienen sus competidores. Para ello tiene dos opciones volver a recurrir al accionista con una nueva ampliación de capital exprés o vender activos no estratégicos que penalicen su capital, a la vez que incrementar sus resultados. Forzar la máquina para deshacerse de su peor lastre, el ladrillo también es prioritario para que Popular recupere su salud.

Todas las fuentes consultadas reiteran que la idea de Saracho es intentar conseguir reforzar el capital de la entidad por la vía de la venta de activos como la de su filial TotalBank en EE UU, su sucursal en Portugal o su división de banca privada, entre otros bienes. Entiende, según apuntan varias fuentes, que acudir otra vez al bolsillo de los accionistas puede suponer la espantada de los pequeños inversores, y de algún que otro destacado titular harto de sanear a Popular a base de talonario.

El consejero delegado, Pedro Larena, y Ron, ya defendieron el pasado 3 de febrero en la presentación de resultados de 2016 de Popular que el banco tiene palancas para generar capital, como la venta de negocios no estratégicos, que generarían 100 puntos básicos, la venta de autocartera y la reducción de minusvalías de renta fija, que permitirían generar otros 105 puntos básicos, además del refuerzo por la generación de beneficios, que le aporta 22 puntos básicos. Estas operaciones, además de reducir presión en el capital, permitirían general plusvalías.

De momento, el proyecto Sunrise, vehículo para desconsolidar unos 6.000 millones de euros en activos inmobiliarios está a la espera de que Saracho introduzca variaciones al proyecto inicial.

En los últimos días varios bancos de inversión como HSBC, Citi o Goldman Sachs han dado un cierto respiro a Popular. El informe más reciente ha sido el del británico HSBC, firma que confía en un rebote en Bolsa de la entidad española. Las agencias de calificación crediticia, como Fitch ha bajado un escalón el rating de Popular, que ahonda en el bono basura; o DBRS, que ha rebajado el rating a largo plazo a BBB.

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