¿Qué países han ganado y cuáles han perdido con la globalización?
China ha triplicado sus ventas al exterior en once años. EE UU ha desbancado a Alemania como segundo mayor exportador en el mundo.
Diciembre de 2005. EE UU pugnaba con Alemania por ser el mayor exportador del mundo. Las ventas de bienes al exterior germanas rozaron los 700.000 millones de euros, lo que supuso un 9,5% del total mundial, mientras que las estadounidenses superaban los 621.000 millones, con un 8,67%. La industria europea competía con la estadounidense por mantener un liderazgo que se empezaba a ver amenazado por los bajos costes del Este de Europa. Más lejos aparecía la amenaza de China. Ya había superado a Japón, tradicionalmente en el tercer puesto de los exportadores mundiales, y sus ventas de bienes al exterior rebasaron en 2005 por primera vez el medio billón de euros. El petróleo empezaba a remontar con fuerza y superaba el techo de los 50 euros por barril, más del doble de lo registrado un año antes, lo que impulsaba las ganancias entre los países productores con Arabia Saudí a la cabeza.
Once años después, la fotografía ha cambiado radicalmente. China ha roto todos los registros y se sitúa como la nación más exportadora del año, con 1,4 billones de euros entre enero y septiembre de 2016, un 13,1% de las ventas de bienes de todo el mundo, a mucha distancia de sus perseguidores. China se ha convertido en la gran beneficiada del proceso de globalización, ya que ha triplicado sus números en once años y su cuota exportadora (su participación en el comercio mundial) ha crecido seis puntos. En ese período, las exportaciones mundiales crecieron un 51,8% y solo cinco naciones registraron incrementos superiores:China (179,1%), México (76,4%), Corea (74,8%) y Brasil (60,4%). El resto de grandes naciones vendedoras de bienes avanzaron a un ritmo más lento.
Los bajos salarios y la elevada productividad en China generaron un proceso generalizado de deslocalización industrial en todo el mundo en busca de mayores rentabilidades, lo que provocó pérdidas de actividad y empleo en numerosas zonas. La segunda más beneficiada ha sido México, con un crecimiento de las exportaciones del 76,4% en esos once años, lo que le ha llevado a contar con una cuota exportadora del 2,35%, por encima de naciones como Singapur, España, Taiwan, Rusia, Brasil o Arabia Saudí.
China y México han sido las protagonistas del discurso proteccionista de Donald Trump durante la campaña electoral y de las primeras medidas que ha adoptado para volver a hacer “grande” a EE UU. A ambas les acusa de llevarse la industria norteamericana a través de sus políticas de salarios y costes bajos. En particular a China le achaca intervencionismo en su política monetaria, con constantes devaluaciones del yuan para hacer más competitivas sus exportaciones frente a las del resto del mundo. Si bien el presidente norteamericano ha sido muy cauto en sus declaraciones sobre el gigante asiático, no lo ha sido con México. Una de las primeras decisiones que ha adoptado ha sido la construcción del muro que separará por completo la frontera de ambos países, cuyo coste asumirá en principio el Ejecutivo norteamericano y posteriormente lo recuperará a través de la imposición de un arancel del 20% para todas las exportaciones mexicanas con destino EEUU.
Los datos de la Organización Mundial de Comercio son una enmienda a la totalidad a los argumentos de Trump. EEUU no ha sido el país más perjudicado con la globalización y la irrupción de China como fábrica del mundo. Las exportaciones han crecido un 61,8% entre 2005 y 2016, diez puntos más que la media nacional, y su participación en el comercio mundial ha subido 0,57 puntos hasta un 9,24% del total, consolidando la segunda posición en la clasificación mundial y ya a bastante distancia de Alemania (8,67%).
Si EEUU no ha sido la gran damnificada, ¿quién lo ha sido? Hay tres bloques diferenciados en función de la cuota exportadora que hayan perdido en esos once años. El más dañado ha sido la Unión Europea, con una merma de 4,7 puntos en ese período, seguido por los países productores de petróleo, como Arabia Saudí, y las naciones asiáticas que han visto como gran parte de su producción se ha trasladado a China.
La zona euro simboliza mejor que ninguna otra área geográfica en el mundo el proceso de desindustrialización, vivido en dos fases (primero al este de Europa y posteriormente a China) y que le ha llevado a convertirse en una economía en la que los servicios cada vez adquieren un peso mayor (un 75,9% del total).
La importancia de la industria manufacturera ha caído en picado y se ha situado en el 19,3% del PIB europeo. Una media que, sin embargo, está condicionada por el elevado peso que tiene en algunos países. Es el caso de Irlanda, la primera en la clasificación, en el que la industria representa el 40% del PIB, gracia al dumping fiscal que realiza, ya que ofrece un impuesto de sociedades con un gravamen reducido (12,5%) con el que ha atraído un gran número de multinacionales. A continuación aparecen los países del Este de Europa (República Checa, Hungría, Eslovenia o Rumanía) en el que la industria representa valores cercanos a una tercera de su riqueza, gracias al proceso de desindustrialización iniciado en 2005. Por debajo de la media del 19,3% aparecen los grandes países de la zona euro como España (18,3%), Francia (14%) y Reino Unido (13,3%).
A ese proceso de deslocalización también han contribuido los elevados costes de la energía en la Unión Europea, denunciada con reiteración con las empresas para justificar la falta de competitividad frente a sus homólogas americanas o asiáticas. Esa es una de las razones que han provocado la salida masiva de las fábricas de coches o de la industria pesada de Francia o Reino Unido a otros destinos.
Los datos de la OMC así lo corroboran. Las exportaciones europeas han pasado de representar el 42,7% del total mundial al 38% en once años. Una pérdida de 4,7 puntos que supone la mayor en todo el mundo y que esconde una doble tendencia, con los países del Este ganando peso y los del oeste cayendo en picado. El mayor retroceso le ha correspondido a Francia, cuyas exportaciones solo crecieron un 8,2% entre 2005 y 2016 frente al 51,8% mundial, lo que le hizo perder 1,29 puntos de cuota exportadora. Las ventas al exterior de Reino Unido, inmersa en pleno proceso de desconexión de la UE, todavía crecieron menos (un 4,4%) y su peso en el comercio mundial se redujo 0,94 puntos. Alemania, la locomotora de la zona euro y el mayor exportador de la UE, también cayó 0,80 puntos y ha pasado de ser el mayor vendedor de bienes en 2005 a la tercera posición en 2016. Ningún país ha ganado peso y todos tienen menos protagonismo en el comercio mundial. Bélgica pierde 0,75 puntos de cuota, Italia 0,69 puntos, Holanda 0,32 puntos y España 0,03 puntos.
El segundo bloque de países perjudicados afecta a los productores de petróleo que figuran entre los mayores exportadores del mundo (Rusia y Arabia Saudí). Ambas han perdido peso en el comercio mundial (-0,56 y -1,05 puntos, respectivamente) y en ello ha tenido que ver el desplome del petróleo, que tocó suelo a principios de enero al llegar a 28 dólares. Posteriormente la cotización se recuperó y cerró el año en un nivel medio de 45 dólares, diez menos que la cotización registrada en 2005.
El tercer bloque de afectados se refiere a los vecinos asiáticos de China, que han visto como su industria tecnológica ha desplazado la gran mayoría de sus centros de producción por el abaratamiento de costes. Japón es el país del mundo que más cuota exportadora pierde (1,66 puntos) y Singapur ha sufrido una merma de 0,6 puntos.