Carlos Buesa: “Nuestro segundo fármaco será la palanca para salir al Nasdaq”
El presidente de la biotecnológica cotizada apunta que están receptivos a ‘licenciar’ su nueva molécula
Los avances científicos de la biofarmacéutica Oryzon Genomics siguen adelante. Y gracias a ellos, también su crecimiento como empresa. “La fase II de los ensayos clínicos de nuestra segunda molécula sería la palanca que empleáremos para salir al Nasdaq”, explica Carlos Buesa, fundador y presidente de la compañía cotizada en el mercado continuo, sobre su nuevo fármaco ORY-2001.
Oryzon es una joven compañía que desarrolla fármacos innovadores en epigenética. En 2014 lograron un hito en la biotecnología española al licenciar su primera molécula, en el campo oncológico, a la multinacional suiza Roche por 17 millones de euros y con pagos a futuro de hasta alrededor de 500 millones de dólares. Ese futuro fármaco, adelanta Buesa, está a la espera del desenlace de la fase IIa de ensayos con pacientes. “Vamos a presentar los resultados a final de este año. Ala vez, reuniremos a bancos, fondos y analistas internacionales para explicar los avances”.
Si esos resultados con pacientes son positivos, la multinacional suiza pasaría a encargarse de la investigación y desarrollo de ese medicamento en las etapas posteriores de ensayos con pacientes, las fases más costosas económicamente. Por esos avances Oryzon recibiría nuevos pagos, según se superen logros en la clínica y hasta llegar al mercado. “Estamos contentos porque Roche tienen un compromiso importante por el desarrollo de nuestro producto”, afirma.
Desde que se alcanzara un acuerdo con Roche, Oryzon ha recibido ya 23 millones de euros en pagos de la farmacéutica suiza. Además, la compañía catalana, que debutó en el mercado continuo español a finales de 2015, acaba de anunciar el cierre de una ampliación de capital y acuerdos de créditos por otros 32 millones. “Nos va a permitir tener pulmón financiero para seguir con las investigaciones durante los próximos 24 o 36 meses”, asegura.
Aunque los planes tal vez cambien ligeramente por “las muy buenas noticias” que esperan, apunta, sobre su segunda molécula, bautizada como ORY-2001 para alzhéimer. Pretenden acabar la fase I de ensayos clínicos (con personas sanas) a principio de 2017. Ylo que se han encontrado en estudios previos es que además, esta potencial terapia tiene efectos sobre la neuroinflamación, lo que podría llevarles a probarla también para esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas. “Para nosotros son avances espectaculares”; añade. Estas nuevas indicaciones en otras patologías supone que “la molécula valga mucho más y que se reduzca el riesgo de un fallo en alzhéimer, donde la investigación es muy difícil” opina. Si se consigue el inicio de ensayos en fase II para varias enfermedades, Buesa cree que será una muy buena tarjeta de presentación para salir al Nasdaq, un objetivo congelado en 2016. “Creo que 2017 puede ser el año en el que salgamos al mercado en EEUU”, afirma. Para ello, llevan bastantes meses de contactos con bancos e inversores desde su oficina de Boston. Y sería la primera biotecnológica española en consiguirlo.
Buesa explica que ahora deben decidir la estrategia sobre cómo afrontar esos ensayos de ORY-2001 y en cuántas patologías, porque de ello dependerá la cantidad de dinero necesaria, cuánto captarán en Bolsa y si se apoyarán en un socio. “Somos flexibles a licenciar la nueva molécula. No tenemos prisa, pero si viene una compañía interesante lo podemos estudiar”.