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Motor

Las motos eléctricas inician su silenciosa conquista del asfalto

Las prestaciones del vehículo y la economía colaborativa impulsan su presencia en las calles

Manuel G. Pascual

El término vehículo eléctrico se suele asociar a los coches. Pero ni estos ni los autobuses con motores híbridos que comienzan a poblar las calles están solos en la ciudad. Las motocicletas alimentadas exclusivamente por baterías ganan cada vez más presencia en España. Por ejemplo, Correos incorporó la semana pasada 100 scooters eléctricos fabricados por la empresa española Scutum, uno de los líderes del mercado, a su servicio de reparto en Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla.

Movilidad urbana inteligente

La autonomía de las motocicletas eléctricas (entre los 50 y 100 kilómetros) hacen de estos vehículos un medio de transporte ideal para las ciudades. Además de los (todavía escasos) puntos de recarga diseminados por las ciudades, los modelos más modernos incorporan baterías de litio fácilmente extraíbles.

En el caso de la Leaf 1200, el modelo estrella de la firma española E-Leaf, la batería se carga en seis horas, aunque puede alcanzar el 80% de su carga en solo dos. Tiene una autonomía de 80 kilómetros, si bien su potencia la equipara con los ciclomotores, alcanzando solo los 45 kilómetros a la hora.

La también española Scutum es, a día de hoy, líder en el mercado, con más de la mitad (56%)de las 231 motocicletas eléctricas matriculadas en el primer trimestre del año. Esta firma cuenta con modelos de varias potencias, siendo el S02 (el elegido por Correos), capaz de alcanzar los 80 kilómetros a la hora con una autonomía de entre 50 y 100 kilómetros, según la versión. Su precio oscila entre los 4.000 y los 5.500 euros, más del doble de lo que pueden costar ejemplares equivalentes con motor de gasolina.

No es la única organización que apuesta por este medio de transporte: algunos cuerpos de la policía local y empresas de mensajería también se están abonando a esta fórmula. Pese a requerir una inversión inicial más alta que en la opción de motores a combustión (el precio de los scooters, que no superan los 80 kilómetros por hora, ronda los 5.000 euros), a medio y largo plazo ofrece ahorros considerables, además de la buena imagen que supone disponer de una flota de vehículos respetuosos con el medio ambiente.

En 2015 se matricularon en España 689 motos eléctricas, de acuerdo con los datos de la patronal de fabricantes Anesdor. En el primer trimestre de este año se han colocado en el mercado 231, según la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive). Sus precios, cada vez más competitivos, así como la creciente fiabilidad de las baterías y motores y su buena autonomía han impulsado la implantación de estos vehículos.

Economía colaborativa

Car2Go ha logrado una alta aceptación en Madrid con sus Smart eléctricos de alquiler por minutos. La apuesta del carsharing, presente en España desde hace tiempo a través de firmas como Respiro o Avancar, ha dado un salto cualitativo con los coches eléctricos, pensados para un uso urbano y que pueden aparcar en zona azul o verde sin pagar. Eso introduce la modalidad free float, que consiste en coger y dejar el vehículo donde se quiera en vez de en garajes localizados.

E-Cooltra acaba de lanzar en Barcelona el mismo servicio que Car2Go, prestado en este caso por scooters eléctricos. “Llevamos cuatro semanas operativos y la verdad es que nos ha sorprendido mucho la buena acogida de la gente, que está repitiendo la experiencia tras el primer uso”, apunta Claudia Costa, portavoz de la compañía.

Hasta el momento han desplegado una flota de 60 motos, que llegará a las 250 en las próximas semanas. Su objetivo es alcanzar los 50.000 usuarios antes de acabar el año, y tienen previsto el desembarco en Madrid para octubre o noviembre y en Milán y París para principios del año que viene.

El servicio de E-Cooltra, como Car2Go, se maneja desde el móvil. Basta con buscar en el mapa una moto que esté cerca, reservarla, subirse a ella y aparcarla dentro de los límites (el centro de Barcelona). El coste: 0,24 euros por minuto.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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