La 'destrucción' de la clase media
La narrativa oficial de la crisis, o al menos una de las más pujantes, es la destrucción de la clase media a consecuencia del estallido de la burbuja. Dejando aparte la definición de “clase media”, quien más quien menos sabe de personas con estudios y una cierta carrera profesional pasan por la oficina de empleo. La marea subió demasiado.
Posiblemente esta percepción, real o no, haya removido más cimientos que la crisis en sí misma; no es algo que estuviese en el guión de la historia (oficial) de éxito de la Transición política y económica de España. Pero, ¿es cierto?
¿ Han bajado los salarios? ¿Dónde?
No han bajado. O no mucho. Los datos de la EPA (última dato, 2014) arrojan una subida del salario medio del 6% desde 2008 y del 4,7% del salario mediano (este es el umbral que deja al mismo número de encuestados por encima y por debajo). El salario medio es de 1.881 euros y el mediano, de 1.607. En términos reales, es decir si se elimina el efecto de la inflación (en torno al 7,5% 2008-2014, según el mes que se escoja), ambos caen.
Las reducciones de salarios han sido la minoría. El ajuste en el mercado laboral español se ha hecho por las bravas, especialmente mediante la no renovación de temporales y, después, mediante los despidos. En 2014, solo el 5% de las empresas aplicó rebajas salariales. Ente 2007 y principios de 2013 se destruyeron casi 3,5 millones de puestos de trabajo (casi el 18%). Algunos de los cuales se han sustituido, después, por empleados con menor salario.
No es fácil, en todo caso, saber dónde han bajado más. La peor evolución del sueldo mediano respecto al medio sugiere que los salarios han caído más en los tramos bajos. El gráfico inferior, sacado de los mismos datos, va en la misma dirección. Indica el salario medio en cada decil de renta, es decir, en el 10% que menos cobra, en el 10% siguiente, y así hasta 10. El 10% de asalariados más desfavorecido cobra, de media, 411 euros al mes. En 2008 este 10% inferior cobraba 501 euros: el recorte es del 18%.
Se registran descensos también en el siguiente tramo (un 7,89%), estabilidad en el tramo siguiente y subidas en el resto de la escala salarial, con un máximo del 11,2%. Aplicando el IPC; la caída de las rentas más bajas es un descomunal 24%, un 15% y un 8,4% en los dos siguientes tramos. Para el 70% restante el salario medio oscila poco; menos de un 5% al alza a o a la baja.
Hay que tener en cuenta, no obstante, la confección de estas cifras: el INE no ha preguntado a la misma gente lo que ganaba antes y lo que ganaba ahora; se limita a distribuir a los asalariados consultados por tramos. El salario medio en cada tramo puede caer por varios motivos: o la gente gana menos (por nuevos convenios o renovaciones a la baja de contratos temporales), o la distribución se ha movido por la destrucción y creación de empleo con distintas escalas.
El descenso o ascenso de las medias en cada decil no dice demasiado de cómo se han distribuido los despidos, pero sí sabemos que el 91% del empleo destruido en la crisis fue de menores de 35 años. Además, lo abrupto de las caídas en los tramos bajos sugiere que se han creado muchos empleos de bajos salarios y/o jornadas parciales. Que la media general de los salarios apenas haya caído es coherente con que esta sustitución de empleo no se haya dado en otros tramos de renta.
Este comportamiento del mercado es coherente, también, con la evolución del consumo. Durante algo más de cuatro años el fantasma del despido ha amenazado a la gran mayoría de los empleados. Fue algo más que un fantasma: el 15% de los trabajadores se quedó en la calle. Los salarios, no obstante, apenas bajaron; el consumo estaba retraído más por miedo a perder el empleo que por pérdida de renta. Una vez el miedo se va disipando, los patrones de consumo repunten más rápido que las rentas… En el caso de las clases medias y altas.
Para las bajas, la situación es más compleja. Han perdido su trabajo con más facilidad, porque los contratos temporales son mucho más frecuentes (el 45% en los deciles uno y dos, frente al 7% en los nueve y diez). Y los salarios a los que aspiran una vez pueden reingresar al mercado son bajos. Muy bajos. Son personas cuya situación es más complicada que antes, si bien antes ya lo era; quizá por eso no se dejan ver ni en la narrativa de la crisis/recuperación ni en las cifras de consumo.En paralelo, la respuesta empresarial ante la recesión de recortar mediante empleos y no mediante salarios ha agravado la brecha generacional. Sobre estos dos elementos hay más evidencia que sobre la caída en desgracia de la clase media, y seguramente expliquen mejor los movimientos políticos. Pero el relato de la crisis va por otro lado.