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I Love LA de HBO Max: una sorprendente comedia actual bastante entretenida

Los jóvenes protagonistas afrontan retos particulares que se pueden trasladar a los tiempos que corren de forma bastante adecuada. Tiene chispazos muy interesantes que permiten pasar un buen rato.

Serie I Love LA  de HBO max
Iván Martín Barbero

Si tienes ganas de comenzar con una serie que te permita pasar un buen rato, vamos a mostrarte una que no está nada mal. La comediaI Love LA, creada, protagonizada y escrita por Rachel Sennott, se ha estrenado recientemente en HBO Max, y aunque salta a la vista con su llamativa puesta en escena, rápidamente revela capas de inseguridad y autocrítica de la sociedad actual que le hacen ofrecer algo más.

Así es I Love LA de HBO Max

La historia gira en torno a Maia (Sennott), una neoyorquina de 27 años que se muda a Los Ángeles y trabaja como asistente en una agencia de talentos. Vive con su novio Dylan (Josh Hutcherson), un profesor de primaria que personifica la normalidad frente a la cultura frenética de su círculo. Cuando reaparece Tallulah (Odessa A’zion), antigua amiga e influencer de la protagonista, esta aprovecha la ocasión para representarla y aliarse con ella profesionalmente.

Esa mezcla de relación íntima, ambición y toxicidad marca el eje central de la serie. Desde el primer episodio, I Love LA juega con la dualidad superficialidad-profundidad: la ciudad es exhibicionista y brillante, pero detrás se esconden la ansiedad y la búsqueda de sentido que provoca la vida digital.

Imagen de la serie I Love LA  de HBO Max

Hay que destacar que Maia es el personaje mejor desarrollado. Su evolución la lleva de un estado de estabilidad emocional hacia una carrera profesional más ambiciosa, enfrentándose una gran decisión: el camino seguro con Dylan o el riesgo con Tallulah -y proyectos más agresivos-. Esta última, por cierto, tiene un encanto caótico e imprevisible, por lo que representa el brillo instantáneo de la fama en redes, pero también su fragilidad emocional.

Otros miembros del reparto de I Love LA son Charlie (Jordan Firstman), estilista gay que, aunque inicialmente parece estereotipado, ofrece momentos cómicos a través de sus reacciones sutiles. Alani (True Whitaker), una nepo baby dulce y algo despistada, cuya presencia aporta inocencia al grupo. En conjunto, el reparto funciona con fuerza colectiva, aunque algunos secundarios quedan en las líneas fáciles del cliché y no se les da el peso que podrían tener.

Serie I Love LA de HBO Max

Una comedia que se consume perfectamente

El arranque de I Love LA es decididamente elevado en estilo y ritmo, como si fuera un musical contemporáneo. Gags sobre tráfico, fiestas de influencers, colaboraciones de marca y terremotos durante una sesión sexual marcan el tono de choque entre lo brillante y lo literalmente tembloroso. Sin embargo, la comedia no se conforma con el humor superficial: evoluciona hacia un retrato más introspectivo que crítica, pero también humaniza, la generación Z que lucha con visibilidad, comparación y validación online.

Todo esto puede resultar chocante o incluso agotador, sobre todo por lo irreverente y caótico de los personajes. Sin embargo, a partir de los episodios centrales, el relato de I Love LA se centra en la elección entre comodidad y ambición, mostrando emociones reales: ansiedad laboral, miedo al estancamiento y cuestionamientos personales -y aquí Maia emerge como el personaje más completo, comprendiendo esa encrucijada -.

Nueva serie I Love LA de HBO Max

Por cierto, la ciudad es mucho más que un telón; aquí se interpreta escénicamente como “L.A.” entre comillas, una versión distorsionada de la cultura influencer. Referencias localistas a merenderos, tiendas de moda o locales de moda aportan autenticidad de forma ligera.

Evolución bien interpretada en la serie

Hay que decir que el guion tiene doble filo, ya que alterna diálogos graciosos y mordaces con reflexiones reales sobre la generación Z. Además, los personajes son lo suficientemente complejos para representar de forma adecuada la generación en la que se sitúa de una forma bastante creíble -sin edulcorar la ansiedad por destacar, el peso de la validación digital y las relaciones codependientes-.

Es importante mencionar que el tono variable provoca que en algunos momentos no se sepa si la serie quiere que amemos u odiemos a los personajes. Incluso, algunos secundarios quedan en estereotipos simplificados con pocos giros.

Una buena forma de pasar el rato

I Love LA no decepciona a quienes buscaban una comedia contemporánea con estilo visual propio y energía, pero tampoco se conforma con el brillo vacío. Su capacidad para abrir grietas en esa fachada de influencer para explorar ansiedades reales y generacionales la convierte en una propuesta más sólida y perceptiva de lo que aparenta.

¿Brilla? Sí, con estética y ritmo urbano neoyorquino. ¿Tiene fondo? También, utiliza gags del mundo influencer para hablar de ansiedad y necesidad de pertenencia. Es ideal para ver con amigos que quieren ver reflejadas sus dudas sobre redes, fama, amor y ambición.

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