Tres series de HBO Max que quizá no conozcas y son perfectas para el fin de semana
Todas las opciones elegidas son entretenidas y de temática diferente. Pero tiene un nexo de unión: ofrecen una excelente calidad que las hacen ser verdaderos tesoros.


Disfrutar de una buena maratón de series es uno de los mayores placeres del fin de semana, y en HBO Max siempre hay opciones para todos los gustos. La plataforma reúne algunas de las producciones más originales que existen, ideales para quienes quieren desconectar del día a día y dejarse llevar por historias que emocionan, hacen reír o invitan a la reflexión. Entre ellas, hay tres títulos desconocidos que son ideales para ver en un par de días.
La primera es una propuesta irreverente y llena de ingenio; la segunda, un homenaje elegante a la pasión y la creatividad; y la tercera, un relato profundo que mezcla lo humano con lo apocalíptico de una manera inconfundible. Aunque no comparten género ni tono, todas tienen en común algo esencial: logran atrapar desde el primer episodio y mantener el interés hasta el final, un mérito poco frecuente en las ficciones actuales. Además, al estar completamente finalizadas.

Así que, si este fin de semana quieres descubrir tres series distintas entre sí, pero igualmente inolvidables, HBO Max ofrece un trío perfecto para darle al play sin remordimientos. Cada una tiene su propio universo, su manera de narrar y su sello particular, pero todas garantizan el mismo resultado: horas de disfrute del bueno, sin interrupciones ni esperas.
Estas son las series de HBO Max para el fin de semana
Nuestra bandera significa muerte
Estrenada en 2022, plantea una divertida y excéntrica revisión del género de piratería ambientada en el año 1.717. El aristócrata Stede Bonnet, propietario terrateniente acomodado, decide abandonar su vida holgada para fundar una tripulación pirata a bordo del navío Revenge. Basada de manera muy libre en su historia real, la serie muestra cómo este “gentleman pirata” carece de la experiencia propia del oficio y debe enfrentarse a las adversidades de surcar los mares junto a una tripulación que no siempre es muy disciplinada.

La narrativa se nutre de un tono cómico, romántico e incluso reflexivo: la figura de Stede se va transformando a lo largo de sus peripecias marítimas, especialmente tras cruzarse con el legendario Edward Teach (más conocido como Barbanegra), interpretado por Taika Waititi. Esta relación inesperada se convierte en el catalizador de cambios profundos, tanto internos como en la dinámica pirata, aportando a la serie un carácter humano que va más allá del mero abordaje de barcos, tesoros y motines.
A pesar de solo tener dos temporadas, el buen hacer del equipo creativo permitió que se consolidase como una propuesta de culto dentro del ámbito de la televisión de época moderna. Sin embargo, el viaje llegó a su fin en enero de 2024, cuando la plataforma anunció que no renovaría la serie para una tercera temporada.
Julia
En una época de profundos cambios sociales, esta serie sumerge al espectador en la vida de Julia Child, una mujer de clase acomodada que, tras publicar su primer libro de cocina francesa, decide embarcarse en la aventura de llevar su pasión a la televisión pública. La serie evita los excesos dramáticos y apuesta por una narrativa pausada, con toques de humor y una ambientación exquisita. No es una comedia al uso ni un drama desgarrador, pero sí una propuesta reconfortante que combina ternura, inteligencia y una mirada nostálgica al mundo de la televisión educativa.

Esta creación destaca también por su retrato del funcionamiento interno de la televisión pública estadounidense en los años 60, mostrando las tensiones entre creatividad, financiación y conservadurismo institucional. Cada episodio está cuidadosamente estructurado en torno a momentos clave del programa The French Chef, lo que permite explorar temas como el feminismo, el sexismo y el papel de la mujer en los medios.
Dejó cierta sensación de historia inconclusa, pero lo que ofrece es de una calidad notable. Su tono amable, la atención al detalle y el encanto de sus personajes convierten la serie en una joya discreta que merece más reconocimiento. No busca impactar ni provocar, sino acompañar al espectador con calidez y buen gusto. Una propuesta ideal para quienes valoran las historias bien contadas y los retratos humanos llenos de matices.
Estación Once
Ambientada en un mundo devastado por una pandemia de gripe que ha acabado con gran parte de la población, esta creación propone una narrativa que se aleja del dramatismo habitual del género postapocalíptico. La historia, basada en la novela homónima de Emily St. John Mandel, se sitúa veinte años después del colapso global y sigue a una compañía itinerante de actores y músicos que recorre los Grandes Lagos norteamericanos representando obras de Shakespeare. En un entorno sin televisión, internet ni cine, el arte escénico se convierte en un vehículo esencial para mantener viva la cultura y la conexión entre los supervivientes.

La trama se complica con la aparición de un líder sectario que manipula a niños nacidos tras la pandemia, convenciéndoles de que nunca existió. Este personaje, vinculado de forma inesperada al pasado de los protagonistas, introduce un elemento de tensión que contrasta con el tono general de la serie, que apuesta por la esperanza y la reconstrucción. A través de saltos temporales bien ejecutados, la serie explora cómo los recuerdos y las historias compartidas pueden convertirse en herramientas de sanación colectiva.
Estación Once se presenta como una obra cerrada, sin necesidad de continuación. Su estructura narrativa, su cuidada dirección y su enfoque humanista la convierten en una propuesta singular dentro del panorama televisivo reciente. Ideal para quienes buscan una ficción que emocione sin caer en el pesimismo habitual del género.

