¿Por qué tu cable USB no alcanza la velocidad prometida? Así puedes medir su rendimiento
De esta forma saldrás de dudas


Comprar un cable USB caro y rápido para descubrir que transfiere datos a la velocidad de un tren de vapor es una gran decepción. Por otro lado, encontrar accesorios de este tipo más económicos que superan las expectativas -aparte de toda una sorpresa-. Sin embargo, la realidad es que las tasas de transferencia prometidas no siempre se cumplen, y hay varias razones detrás de esto, algunas de las cuales no tienen que ver con el hardware.
A pesar de esto, existe una forma sencilla de calcular manualmente la velocidad de transferencia de datos de tu cable USB. Este método te permitirá obtener una idea clara de lo que tus cables son capaces de hacer, ayudándote a decidir cuáles vale la pena comprar de nuevo y cuáles es mejor evitar.
Primero, una advertencia…
Antes de comenzar, es importante tener en cuenta que la medición de velocidad que obtengas con este cálculo no es exclusivamente una medida de la capacidad del accesorio, sino más bien una evaluación de lo que el cable puede lograr en el puerto específico en el que lo estás utilizando. Aunque esto no es perfecto, es suficiente para darte una idea de cómo podría comportarse el cable en otros puertos del mismo tipo de conexión.

Conoce la velocidad máxima prometida
Lo primero que debes hacer es averiguar cuál es la velocidad máxima de transferencia de datos que el fabricante promete para tu cable USB. Esta información suele estar impresa en la caja del producto o en el sitio web del fabricante o vendedor (incluso, algunas veces, en el propio práctico protector). Este dato será crucial para comparar la velocidad prometida con la velocidad real que obtengas.
Conecta el cable y transfiere datos
Conecta el cable USB a una unidad externa compatible y luego a tu ordenador. Asegúrate de utilizar el puerto más rápido disponible. Si no estás seguro de qué tipo de puerto USB tienes, puedes consultar el manual de instrucciones del equipo para identificarlos. Una vez hecho esto, utiliza un cronómetro para medir cuánto tiempo tarda en transferir un archivo grande, por ejemplo, de 2GB, a tu escritorio. Este paso es clave para obtener una medición precisa.
Calcula la velocidad obtenida
Para ello, debes utilizar la siguiente fórmula: Velocidad = tamaño del archivo / tiempo de transferencia. Por ejemplo, si un archivo de 2GB tarda 40 segundos en transferirse, el cálculo sería 2GB / 40 segundos = 0.05 GB/s, lo que equivale a 50MB/s. Repite este proceso transfiriendo el archivo de vuelta a la unidad USB y compara los resultados con las promesas del fabricante.
Diferencias en la velocidad de transferencia, los motivos
La velocidad de transferencia de datos de un cable USB depende principalmente del estándar USB que soporta. Por ejemplo, un cable compatible con USB 3.2 Gen 2 puede alcanzar velocidades de hasta 10Gbps. Sin embargo, incluso entre cables que soportan la misma tecnología, pueden existir diferencias en la velocidad debido a factores como la longitud del cable o la calidad de fabricación.

Además, la velocidad también puede verse afectada por limitaciones del propio ordenador, como el tipo de puerto USB, la velocidad del procesador y el porcentaje de uso de la CPU durante la transferencia. Estos factores externos se deben tener muy presentes.
Cómo elegir el cable USB adecuado
Lamentablemente, no hay una forma infalible de probar la velocidad real de un cable USB antes de comprarlo. Ir de compras con un poco de investigación te ayudará a elegir un cable USB que se acerque lo más posible a las especificaciones del fabricante. Recuerda que, aunque el precio puede ser un indicador de calidad, no siempre garantiza un mejor rendimiento. A veces, cables más económicos pueden ofrecer un rendimiento sorprendente, mientras que otros más caros pueden decepcionar.
La velocidad de transferencia de datos es un aspecto crucial a la hora de elegir un cable USB, especialmente si trabajas con archivos grandes o necesitas un flujo de trabajo alto y estable. Aunque no siempre es posible obtener exactamente lo que promete el fabricante, entender cómo medir el rendimiento real de tus cables te permitirá tomar decisiones más informadas.