Nawa Racer es la moto eléctrica que tiene más autonomía con menos baterías
Se trata de una demostración tecnológica.
Aunque pueda parecer lo contrario, el futuro de las motos eléctricas tiene ante sí un desafío muy importante que tiene que ver con el peso de las baterías. Un modelo normal, que quiera gozar de una buena autonomía para hacer viajes largos por carretera necesita de tal cantidad que podrían añadir un peso sobre la montura que haría inviable su manejo.
Es por eso que hay compañías que están trabajando precisamente en eso, no tanto en investigar cómo fabricar baterías menos pesadas sino en cómo recuperar cada gramo de lo que gastamos con sistemas que vayan compensando todo lo que perdemos cada vez que apretamos el acelerador.
Un nuevo concepto de movilidad
Es por eso que Nawa Racer ha presentado en sociedad esta moto que destaca por muchos detalles. El principal es su diseño, con un aspecto realmente minimalista, compuesto por lo que parecen varios módulos y que disfruta de algunas ideas realmente originales: como la disposición del sillín, que parece suspenderse en el aire, o esa rueda trasera sin llantas.
Esta Nawa Racer tiene un motor eléctrico de 74 kW capaz de generar 99CV de potencia que, según el fabricante, le permitirá alcanzar los 100km/h. en menos de tres segundos. No es de las motos más potentes del mercado pero sin duda que tendrá unos números realmente excelentes. De todas formas, lo que importa de esta moto no son sus números, sino su tecnología.
De los dos módulos principales que destacan en su diseño, el que podéis ver en la parte inferior es el que esconde las pesadas baterías de litio de 9 kWh., mientras que justo encima está la clave de todo: el condensador eléctrico que es capaz de alargar la autonomía de las batería recuperando energía de cada metro que hagamos con la Nawa Racer.
Para que os hagáis una idea, con ese pack de baterías que instala apenas tendríamos para recorrer 180 kilómetros, pero gracias a la presencia de este módulo (con 0,1 kWh.) podrían estirarse hasta los 300. Casi el doble del rango habitual gracias a un sistema de recuperación que aprovecha la energía de las frenadas (entre otras circunstancias) para ir compensando lo que gastamos con lo que se almacena de nuevo.
Estos catalizadores no tienen solo las ventajas de alargar esa autonomía de la moto, sino que ahorran peso haciéndolas más livianas. Si un modelo de estas características tuviera que instalar pilas para alcanzar los 300 km. de autonomía, llegaría sin problemas a los 200 kilos de peso. Con este sistema de condensadores esa cantidad podría rebajarse hasta los 150.
Y ahora la mala noticia: esta moto no llegará nunca al mercado ya que sus creadores la han fabricado solo como muestra de esa tecnología de recuperación energética que han desarrollado. Que es, seguramente, el principal valor añadido que pueden ofrecer al mercado y a futuros fabricantes.