¿Es legal compartir con terceros mensajes y fotos íntimas que recibamos?
El 'caso Neymar' ha reavivado la polémica
Es algo que hacemos de forma automática todos los días decenas de veces: nos llega un mensaje, una foto o un vídeo, sonreímos por la gracia que nos ha hecho y lo reenviamos a varias personas o a varios grupos de los que tenemos en WhatsApp, Telegram, etc.
Ninguno de nosotros reparamos la mayoría de las veces en pensar si eso que estamos haciendo está respaldado por alguna ley de nuestro Código Civil o Penal que nos evite problemas, pero cuando hablamos de material sensible que puede afectar a la intimidad de las personas ahí ya debemos tener muy claro que estamos entrando en un territorio donde pueden derivarse responsabilidades importantes.
1 de julio de 2015
Debéis saber que a partir de esa fecha cambia todo y la legislación se adapta a las nuevas formas de comunicación que usamos en nuestros móviles y que casi siempre tienen la apariencia de un chat de conversación en WhatsApp, Telegram, Line, etc. Y la clave de este cambio está en el consentimiento: ¿tenemos permiso para distribuir a terceros fotos, vídeos o mensajes de la persona que nos los ha enviado?
Con la reforma del Código Penal que entró en vigor ese día, queda claro que "será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año [...] el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla, que hubiera obtenido con su anuencia [...] cuando la divulgación menoscabe gravemente su intimidad personal".
Es, precisamente por esta razón, por la que Neymar Jr. cometió en Brasil un presunto delito al compartir material que afectaba gravemente a la intimidad de la víctima (fotos sexuales) y hacerlo sin su consentimiento expreso.
Educación en los jóvenes
Este es, precisamente, un tema que afecta cada día a más jóvenes, que no son conscientes del riesgo que corren, tanto al compartir contenidos de sexting, como de hacerlo a terceros sin la autorización de la persona que se lo ha enviado. Unos se ven desbordados por la dimensión que adquiere ese material y los otros no son conscientes de las responsabilidades (penales en ocasiones) en las que incurren.
Así las cosas, y mientras nos movemos en el terreno de compartir chistes, mensajes de Twitter divertidos o memes, no hay problema, pero si un día, por lo que sea, os llega algo más serio, que puede afectar a la integridad e intimidad de una tercera persona, no solo debes romper la cadena y no compartirlo sino ponerlo en conocimiento de las autoridades.