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Los riesgos los asume el comprador

Importación paralela: el porqué de los chollos en tecnología

Los fabricantes de productos de tecnología fijan para cada país en que comercializan sus determinados dispositivos un 'PVPR', es decir, un 'precio de venta recomendado al público'. Es un precio prácticamente inamovible en lanzamiento y que, sin embargo, a medida que avanza el tiempo desde su fecha original de llegada al mercado sí puede sufrir ligeras variaciones vía el propio fabricante, o por parte del comercio y con la intención de reducir stock. Sin embargo, lo que a cualquiera suena extraño es que de lanzamiento haya diferencias de precio entre el 20% y el 40%, o exactamente lo mismo en equipos de ciclo de vida exteno.

Tiendas en Internet con precios exageradamente bajos, la práctica de la importación paralela

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Fabricantes como Samsung, Canon, Apple, y un larguísimo etcétera, tienen su sede en un determinado país y licencia de comercialización de sus productos en otros muchos países. Y en base a esto, su funcionamiento es similar al de un vendedor local, lo que no deja de suponer enfrentarse a costes derivados de impuestos y demás. Sea como fuere, lo que interesa llegados a este punto es que el fabricante tiene que encargarse de cumplir con la ley nacional para la comercialización de sus productos, y proceder a la importación por la misma vía legal asumiendo los costes correspondientes que esto supone. De ahí que, calculando otros costes derivados de su actividad, su precio sea 'X', aunque en muchas ocasiones el cambio de divisa según el precio de su país de origen favorecería al mercado secundario donde también se comercializa. Esto ocurre en la diferencia entre los mercados estadounidense y europeo. Aunque la divisa favorecería a los europeos, lo normal es que paguen más los segundos.

Sin embargo, la importación paralela es una 'ventaja competitiva' fuera de los marcos legales que permite a comercios online marcar precios más bajos aprovechando esta diferencia. Comprando el producto directamente a la marca en su país de origen, o en otros mercados más económicos, se dedican a trabajar como 'importadores' en mercados más caros y, como explicábamos, saltándose las pautas legales de la importación, así como los sobrecostes que este procedimiento conlleva.

La importación paralela, una forma de saltarse los procedimientos legales para 'vender más barato' en todo el mundo

Dejando los tecnicismos, la cuestión es tan sencilla como que el propio fabricante toma la vía legal para la importación de productos, y por tanto asumen los sobrecostes derivados. El comercio que aprovecha la importación paralela, como el propio concepto describe, introduce los productos en el país, pero sin tomar la vía legal y esquivando tanto los impuestos como las 'aduanas'. De esta forma, si hubiera un cambio de divisa ventajoso, entre otros puntos que marquen una diferencia económica favorable, venden en contra de la propia marca oficial -el fabricante- a un precio más bajo.

Una práctica ilegal, difícil de rastrear pero que entraña riesgos y problemas casi asegurados para el comprador

La importación regular, y en este caso nos centramos en el mercado español, conlleva la aceptación de los fabricantes a las normativas correspondientes del país. En este caso hablaríamos de que, aunque Apple o Samsung ofrezcan únicamente un año de garantía de fabricante en sus mercados de origen, al comercializar de forma directa en España están obligados a cumplir con un plazo de 24 meses. ¿Problema? La importación paralela no asume tampoco este tipo de normativas, luego el comprador está sujeto a la legislación sobre el mercado del país de origen, y no al de importación.

Es decir, que en el mejor de los casos en un ejemplo idéntico el comprador contaría con un año de garantía de fabricante y no dos, y esto es algo que tampoco ocurre siempre. El 'importador paralelo', por lo general según los casos detectados, actúa tratando de aparentar normalidad. Esto conlleva que se emitan facturas propias que no son válidas para el uso de los derechos del comprador según las coberturas de la garantía del fabricante. Para acogerse a estos derechos, sin embargo, lo que haría falta sería la factura de compra original, que ya supondría otro problema en tanto que muy probablemente sea anterior a la de importación -la 'nuestra' como compradores-. Por lo tanto, no es extraño que este tipo de transacción conlleve abandonar de forma completa la garantía de fabricante.

Otro problema derivado de este tipo de transacciones es que el 'stock' no está en España, sino fuera del país y, generalmente, fuera incluso de Europa. En el caso de las cámaras de fotos réflex (DSLR), los productos de este tipo de comercios suelen venir de Hong Kong, y se envían a España únicamente bajo pedido, luego el proceso de envío demora en torno a 15 días laborables. En este proceso de envío, el producto tiene que entrar en Europa y en España, y es susceptible de pasar por los controles aduaneros. Los más hábiles entregan una factura con descripción e importe falso para no asumir los impuestos sobre el producto real, pero en ocasiones se abren 'paquetes sospechosos' para su comprobación.

Esto último quiere decir que en caso de ser compradores de este producto importado por la vía fraudulenta, asumiremos como destinatario los costes aduaneros, impuestos, costes de gestión e incluso, posiblemente, una sanción. Por lo tanto, aunque el precio de venta puede ser notablemente más bajo, del 40% a nuestro favor en muchos casos, los riesgos son prácticamente inevitables, además de que la fiabilidad de este tipo de comercios es dudosa en la mayoría de los casos.

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