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Piel sintética con sensores de presión para recuperar el tacto

El sentido del tacto se podrá recuperar con estas prótesis

Tecnología y ciencia siguen avanzando de la mano en un campo de aplicación especialmente interesante, que no es otro sino la salud. Lo que nos ocupa es un nuevo desarrollo para mejorar las prótesis un paso más allá de lo que estamos viendo actualmente. Según un avance de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de los Estados Unidos, el próximo gran salto de la robótica es una prótesis con piel sintética capaz de transmitir sensaciones de tacto.

Hablamos de una prótesis que cumple con todo lo que hemos visto hasta ahora, es decir, funciones de movimiento y que además, por otra parte, cuentan con el añadido de poder interpretar sensaciones similares al tacto. Como han explicado desde la Universidad de Standford, esta nueva tecnología se basa en un sensor de plástico implementado sobre piel artificial. Con este nuevo tipo de sensor se pueden recopilar datos sobre presión y tacto para su transmisión al cerebro del amputado. Para ello, el sensor cuenta con circuitos orgánicos flexibles y sensores de presión en una singular configuración de dos capas.

Dos capas de piel sintética para convertir la presión en tacto

Son dos capas de piel sintética conformadas por una superior con el sensor, así como otra inferior con circuitos para el intercambio de información con el cerebro. Los impulsos que recoge esta piél sintética son traducidos por el cerebro como sensaciones de tacto, según explican. Los sensores de presión cuentan con nanotubos de carbono de estructura piramidal para una transmisión eficiente, en tanto que se comprimen con la presión física. El mayor avance es, sin duda, que la presión estática pueda convertirse en señales digitales interpretadas por el cerebro.

Es el futuro de las prótesis para amputados

En cuanto a su implantación en prótesis, explican que se pueden instalar pequeños fragmentos para las puntas de los dedos de manos y pies, por ejemplo, y por el momento ya se ha probado con éxito en laboratorio. La proyección de este avance pasa por introducir sensaciones térmicas, de frío y calor, así como la capacidad de traducir determinadas sensaciones en dolor.

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