La creciente división en la Fed no anticipa un 2026 fácil
Powell no ha complacido al más trumpista Stephen Miran, y en paralelo despierta los recelos de los banqueros más ortodoxos
No hay forma posible de que las injerencias de Donald Trump, de palabra y de acto, terminen bien, por más que el presidente Jerome Powell haga sus mejores esfuerzos por contemporizar y preservar la capacidad y el prestigio de la institución. El mercado ha tomado nota, y el juego de equilibrios necesario en este tipo de puestos es imposible cuando la autoridad del líder se ha visto erosionada, lección que se puede aplicar a bancos centrales, empresas o deportes de equipo.
Las señales de división se han disparado, como cabe esperar, a medida que Powell ha profundizado en la subida de tipos: no ha complacido al más trumpista Stephen Miran, quien sigue votando sistemáticamente en contra de los recortes por considerarlos insuficientes, y en paralelo despierta los recelos de los banqueros más ortodoxos. No solamente dos miembros del comité votaron contra el recorte: seis de los 17 miembros (de los que cinco se quedan sin voto) se posicionaron sutilmente en contra de la bajada, al considerar que el nivel idóneo para terminar 2025 es el previo al recorte. Un tercio del comité, pues, considera que Powell ya ha ido demasiado lejos. Y el presidente de la Fed ya apuntó a una pausa en las bajadas de tipos. Como probablemente ni Trump ni los suyos darán su brazo a torcer, el terreno está abonado para un aumento de la tensión cada vez más difícil de camuflar.
El contexto exterior no apoya, además, nuevas bajadas de tipos, y reflejo de ello es la subida de los tipos de referencia en el mercado de deuda. Los inversores en bonos dan por cerrado, o casi cerrado, el escenario de bajadas. Los miembros de la Fed y los mercados de futuros contemplan una bajada más en EE UU. Pero el del miércoles bien podría haber sido el último recorte de Powell.
Tres referencias clave marcarán 2026: el veredicto sobre el despido de Lisa Cook, la renovación de los bancos centrales regionales y el relevo de Powell. Trump no repetirá lo que él considera que fue un error y, pese a los avisos del mercado, Kevin Hassett se perfila como favorito (y, por si acaso, no pierde ocasión de hablar de los tipos). Sobre el papel, la pérdida de independencia de la Fed es una mala noticia, y puede girarse en contra de la Casa Blanca si la inflación repunta. Pero el presidente de Estados Unidos lleva aplicando la táctica de enfangar el terreno desde que asumió el cargo, estrategia que, pese a los vaivenes, bien le ha servido para aplicar una forma de gobierno cada día más unipersonal y con menos contrapesos.