Datos para desmontar bulos de la ultraderecha
Las ocupaciones de viviendas, las ayudas sociales, los impuestos y la inmigración son el territorio abonado de la manipulación
La construcción de narrativas tendenciosas fundamentadas en datos falsos define el tiempo en el que vivimos. A esta manipulación la llaman posverdad, fake news, bulos, manipulación o burda mentira. El problema es que el manejo del embuste ha invadido la vida diaria de la política y desde ahí se ha extendido en la sociedad. Las redes sociales facilitan la propagación del engaño y su asentamiento, ya que los algoritmos son muy eficaces suministrando la pócima que cada uno quiere beber. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es el culmen de la posverdad y su triunfo ...
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La construcción de narrativas tendenciosas fundamentadas en datos falsos define el tiempo en el que vivimos. A esta manipulación la llaman posverdad, fake news, bulos, manipulación o burda mentira. El problema es que el manejo del embuste ha invadido la vida diaria de la política y desde ahí se ha extendido en la sociedad. Las redes sociales facilitan la propagación del engaño y su asentamiento, ya que los algoritmos son muy eficaces suministrando la pócima que cada uno quiere beber. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es el culmen de la posverdad y su triunfo ha extendido sin control el uso de la mentira entre sus simpatizantes de ultraderecha, aunque no solo ahí. La mejor manera de combatir los falsos relatos es recurrir al dato. Aquí van algunos de los bulos más extendidos y la realidad.
Ocupaciones. Se ha extendido la idea de que la ocupación de vivienda se ha multiplicado, que pueden tomar tu casa en cualquier momento. Es una argumentación que, además de servir para vender alarmas, es muy utilizada por la extrema derecha para atacar al gobierno, al que se acusa de permisivo. Los datos son que en 2024 se produjeron 16.426 ocupaciones de viviendas, un 7,4% más que en 2023, pero menos que en 2021 y 2022, según el Ministerio del Interior. Por tanto, las ocupaciones afectaron a un 0,06% del parque de viviendas de España. Además, cerca del 80% de esas casas ocupadas eran propiedad de grandes tenedores (empresas), no de particulares, y mayoritariamente estaban vacías.
Que estadísticamente sea un porcentaje pequeño no quiere decir que no exista el problema, ni que los gobiernos no tengan nada que hacer. Es evidente que la legislación debería modificarse para facilitar los desalojos y que la política social de vivienda corresponde a las administraciones, no a los propietarios de las casas, sean empresas o particulares. De hecho, llama la atención que casi la mitad de las ocupaciones de vivienda se produzcan en Cataluña (7.009 de los 16.426 casos), lo que apunta a que algo hay en la normativa y/o actitudes autonómicas y municipales, que requiere un análisis más profundo.
Ingreso Mínimo Vital. Otro de los bulos más frecuentes es que los inmigrantes acaparan las ayudas sociales que hay en España y singularmente se hace referencia al Ingreso Mínimo Vital (IMV), gestionado por el Gobierno central, y a la Renta de Inserción de las comunidades autónomas, algo que desmienten los datos. Pero también se dice que tienen ayudas para la vivienda, cuando no hay ninguna que haga referencia a la nacionalidad, si no a la renta.
En septiembre pasado, el IMV se distribuyó en 776.924 hogares, en los que vivían 2.369.979 personas. El titular de la prestación era de nacionalidad española en el 82,5% de los casos y el 17,5% extranjero. Ese porcentaje está a medio camino de la población con nacionalidad extranjera empadronada en España a 1 de julio pasado (14,3%) y la que ha nacido fuera de este país (19,6%). Por tanto, si se tiene en cuenta que los inmigrantes suelen tener rentas más bajas, puesto que ocupan los trabajos que peores remuneraciones, su peso entre los que perciben el IMV es sorprendentemente bajo. Esto puede tener que ver con que para percibirlo es necesario tener residencia legal, efectiva y continuada en España el año anterior a solicitarla.
En cuanto a las Rentas Mínimas de Inserción, estas ayudas se repartieron en 2023 (último dato público) en un 28,9% entre extranjeros y 71,1% españoles, con un distribución muy desigual entre comunidades autónomas. En Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia y Extremadura los extranjeros acaparan entre el 10% y el 15% de las ayudas, mientras que en Navarra y La Rioja representan más del 46%. No hay ninguna región donde sean mayoritarios los inmigrantes.
Impuestos. Las organizaciones de ultraderecha tienden a criminalizar los impuestos con afirmaciones groseras y sin entrar en cómo financiarían los servicios públicos si bajan la recaudación. En los últimos tiempos ha habido líderes ultras que han afirmado que “somos esclavos fiscales del Estado, que se lleva hasta el 75% de lo que produces” (Alvise Pérez, Se acabó la Fiesta). Otros, que parecería que afinan un poco más, aseguran que “el Estado quita al trabajador medio español el 50% de su trabajo cada año” (José María Figaredo, diputado de Vox).
El salario medio en España ronda los 30.000 euros (28.050€ en 2023, según INE). Ese sueldo bruto anual tributará este año 7.165,5 euros, que es un 23,88% de la remuneración total, sin tener en cuenta ningún tipo de deducción. Para llegar al 50% hacen trampas como sumar las cuotas a la Seguridad Social, que sería de 1.944 euros anuales para un joven licenciado sin hijos, pero que no son un impuesto, sino el pago para generar el derecho a cobrar una pensión o el paro. También suman los impuestos indirectos, que ni gastando todo el sueldo disponible tras el pago de IRPF y la SS (20.890 euros) en productos con el tipo máximo del IVA, el 21%, algo que es imposible dado que la alimentación está en el 10% y 4%, se llegaría a ese 50%. Cabe recordar que el tipo máximo de IRPF en España es del 47%, a partir de 300.000 euros de sueldo. Un directivo que cobre un millón de euros paga un 45,5% de IRPF.
Delincuencia. Vincular la inmigración con delincuencia es la manipulación más frecuente, hasta el punto de que muchos delitos son atribuidos en redes sociales a extranjeros antes de que se detenga al autor. Los datos son que en 2023, en España se cometieron 403.000 delitos y en el 72,3% de los casos el autor era español. Esta estadística del INE mide hasta 60 tipologías y en ninguna los inmigrantes superan a los nacionales. El delito más grave, el asesinato, es protagonizado por españoles en el 63,5% de los casos, igual que son autores del 69,2% de los atentados contra la libertad sexual.
Estos datos habría que matizarlos teniendo en cuenta el menor peso de los extranjeros en el conjunto de la población, pero también en la presencia de mafias en este país, algo que poco o nada tiene que ver con la inmigración en general. Para los que frivolizan con la inmigración les recomiendo la serie francesa La Fiebre, verán con horror hasta donde se puede llegar con la manipulación.