Un cambio de estrategia para llevar la opa al momento decisivo
Unos 200.000 accionistas del Sabadell tendrán que decidir sobre el éxito de la oferta del BBVA


Cuando todo parecía que la operación lanzada por el BBVA para hacerse con el Banco Sabadell podía irse al traste por las exigentes condiciones impuestas por el Gobierno a principios de verano, la entidad presidida por Carlos Torres ha dado un giro de guion en su estrategia para hacerse con el control del banco de origen catalán.
El BBVA ha logrado el aval de la SEC, el regulador burtátil de Estados Unidos para rebajar el umbral de aceptación del 50% al 30% del capital del Sabadell. Este movimiento le permite reducir el porcentaje mínimo de accionistas que tendrán que votar a favor de la oferta para que no se considere un fracaso, aunque esta vía obligaría a una segunda opa en metálico. En paralelo, la CNMV autorizó ayer el folleto de la operación
Estos dos sucesos tienen importantes consecuencias. Por un lado, permite que la operación encare su fase final. Tras un largo proceso que se ha prolongado durante casi año y medio ha llegado el momento en que los más de 200.000 accionistas del banco catalán tendrán que decidir sobre la oferta pública de adquisición. Lo harán en un momento de tensión en los mercados financieros y entre dudas de los inversores sobre el éxito de la operación: el Sabadell cotiza más del 8% sobre el precio de la puja, lo que resta atractivo a la oferta inicial si no hay una mejora de su precio. A partir del lunes los accionistas tendrán 30 días para aceptar o rechazar la opa, cuyo resultado se conocerá a mitad de octubre.
Por otro lado, con su movimiento de ajedrez, Torres se asegura una solución para no tener que retirar la opa ante las dificultades surgidas durante el proceso y su negativa a mejorar la propuesta inicial. Desde que en mayo de 2024 el BBVA lanzó su propuesta, la operación se ha ido complicando por la férrea resistencia de los ejecutivos del banco catalán y las objeciones del Gobierno a la operación, que ha exigido independencia en la gestión durante, al menos, tres años. El consejo del Sabadell vendió su filial británica TSB al Santander por unos 3.100 millones y, con ese dinero, anunció un dividendo de 2.500 millones para convencer a los accionistas de que la opa no tiene sentido.
Durante todo este tiempo y pese a las adversidades, Torres ha mantenido su empeño de seguir adelante con la operación. El último movimiento le permite reducir los riesgos sobre un fracaso de la opa. Si logra controlar al menos un 30% del capital evitará el fiasco y se garantiza el control del Sabadell a la espera de que los tiempos políticos y financieros sean más propicios.

