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La burbuja de la IA da aliento a China

EE UU intenta mantener el negocio de chips de Nvidia en el país asiático, en el que Huawei se perfila como seria alternativa

La inteligencia artificial se ha convertido en más que una aliada para China cuando las tensiones comerciales vuelven a marcar la relación entre Washington y Pekín, aunque bajo un escenario en esta segunda Administración Trump más amplio, más complejo. La guerra comercial ahora es global, pero China parte con la experiencia que aportan tres años de restricciones comerciales y tecnológicas.

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La inteligencia artificial se ha convertido en más que una aliada para China cuando las tensiones comerciales vuelven a marcar la relación entre Washington y Pekín, aunque bajo un escenario en esta segunda Administración Trump más amplio, más complejo. La guerra comercial ahora es global, pero China parte con la experiencia que aportan tres años de restricciones comerciales y tecnológicas.

Pekín no ha desaprovechado este tiempo, y empresas como Huawei han pasado de asegurar su subsistencia en 2022 a ser la única rival potencial de Nvidia que proporcione a China la ansiada autonomía tecnológica, a pesar de estar todavía varias generaciones por detrás del rendimiento que ofrecen los chips de Nvidia. El mercado impone sus reglas de rentabilidad, y estarían en juego los 50.000 millones de dólares en los que Jensen Huang, CEO de Nvidia, valora el mercado de chips de IA, y del que la empresa estadounidense podría quedarse fuera tras mejorar Huawei el rendimiento de los suyos.

Y es que la industria de chips de IA está propiciando una burbuja en la que Nvidia ha conseguido disparar su capitalización hasta los 4 billones de dólares, superando el PIB de Reino Unido y sobrepasando el de Japón. Abandonar el mercado chino supondría para Nvidia reventar la burbuja de forma precipitada. De modo que el anuncio de que Washington permitirá al líder mundial en computación en inteligencia artificial rea­nudar la exportación a China de los chips H20 no solo busca reducir la vulnerabilidad geopolítica de los intereses estadounidenses, sino ralentizar la expansión de un modelo de IA chino que encuentra en el rendimiento de los chips de Huawei una alternativa a Nvidia, a los aranceles y a las restricciones.

En lo tecnológico, los chips H20 desarrollados por Nvidia para el mercado chino no podrían generar un nuevo DeepSeek, una startup que deslumbrara con un nuevo modelo de lenguaje LLM que desafiara aún más a sus rivales estadounidenses, pero sí permiten mantener su capacidad de inferencia. De ahí que China tenga a su favor una amplia adopción tras un momento DeepSeek que ha propiciado que los modelos de IA chinos se hayan multiplicado, con aplicaciones prácticas y específicas, no chatbots generalistas. Mientras no está claro que contar con modelos de IA más avanzados se traduzca en ganancias económicas, contar con un modelo suficientemente bueno, de rápida implementación y a escala, podría decidir quién lidera la IA, al ser el ganador de la carrera de la adopción.

Pero desarrollar la burbuja de la IA sin que Washington controle el ritmo al que se desarrolla la inteligencia artificial en China necesita de chips más avanzados, los únicos que permiten entrenar los modelos de IA. De ahí la necesidad del gigante asiático de seguir impulsando su autosuficiencia tecnológica.

Esta ambición ya es patente en los coches eléctricos, donde algunas marcas cuentan incluso con fabricación propia de chips, desplazando a Nvidia del mercado de coches de gama media y baja. De nuevo, una opción suficientemente buena, asequible y en línea con los objetivos de reducir dependencias estadounidenses, mientras es cuestión de tiempo que el reemplazo también se produzca con los chips de Nvidia más avanzados que se utilizan en los coches autónomos.

De ahí que el cambio de estrategia de Washington sobre el negocio de Nvidia en China responde a una realidad en la que la tecnológica china Horizon Robotics ya diseña estos chips de 7 nanómetros que después fabrica la taiwanesa TSMC, mientras la previsión de SiEngine Technology es alcanzar la producción en masa de estos chips más avanzados durante 2025. La tecnología avanza rápido, y la burbuja de la IA se intensifica con la inversión de 98.000 millones de dólares que China realizará en su industria de IA este año por sí solo, según el Bank of America. Por su parte, Huawei invierte anualmente en chips 25.000 millones de dólares, según su CEO.

En lo geopolítico, la preocupación surgida por parte de China sobre si los chips de Nvidia pueden incorporar sistemas de rastreo que los apague remotamente podría convertirse en una motivación más para acelerar su reemplazo, desplazando a Nvidia del mercado de IA más dinámico del mundo junto con el estadounidense. De hecho, Huawei ya es la opción elegida entre las empresas estatales, que además tienen la advertencia de Pekín de no utilizar los chips H20 para cuestiones gubernamentales, mientras los chips de Nvidia más avanzados mantienen su liderazgo entre los titanes tecnológicos por sus altas prestaciones.

Pero dejar de ser el proveedor líder de chips de IA en China supondría no participar de la burbuja del modelo de inteligencia artificial chino que busca expandirse a Oriente Próximo y el sudeste asiático. De modo que, mientras las cuestiones geopolíticas de las negociaciones entre Washington y Pekín van tomando forma, y la burbuja de la IA china sigue en ascenso, la decisión de la Administración Trump de favorecer la exportación de chips de IA a China por parte de Nvidia y AMD a cambio de recibir el 15% de las ventas agrega ese estímulo transaccional con el que Estados Unidos está abordando las cuestiones geopolíticas. Un acuerdo que podría reportar para Washing­ton unos 3.450 millones de dólares y que permitirán a Nvidia seguir manteniendo su liderazgo global al marcar el ritmo de cómo progresa la inteligencia artificial en China.

La burbuja de la IA guarda todavía muchas incógnitas y grandes avances tecnológicos que irán surgiendo, convirtiéndola en un importante motor económico. De hecho, los avances económicos y geopolíticos ya comienzan a modular la rivalidad tecnológica bajo el esquema que está desarrollando la inteligencia artificial. En Estados Unidos, la inversión en IA ha contribuido en solo seis meses a más crecimiento del PIB que el gasto en consumo, según la empresa de investigación económica Renaissance Macro, mientras China incorpora su plan de gobernanza global de IA a su diplomacia tecnológica. La carrera no ha hecho más que empezar.

Águeda Parra Pérez es analista del entorno geopolítico y tecnológico de China. Fundadora y editora de #ChinaGeoTech, es autora de China, las rutas de poder

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