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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Deberes pendientes tras los años de oro de la banca

Para una unión bancaria efectiva, las barreras legislativas, además de las políticas, siguen siendo elevadas

Ana Patricia Botín (Santander), junto a Josep Oliu (Sabadell) y Carlos Torres (BBVA).
CINCO DÍAS

Los días de vino y rosas de los banqueros parecen no tener fin. Hace justo un año, en marzo de 2024, los analistas y expertos de distinto pelaje ya avisaban que la gran ola que había cabalgado el sector se estaba agotando. 12 meses después, los bancos reparten dividendos como si no hubiera un mañana gracias a los excelentes resultados de 2024. Y no solo eso: las perspectivas para el año siguen siendo positivas, y gracias a ello siguen incansables su recorrido alcista en Bolsa. La oleada de estímulos fiscales puesta en marca en plazo récord por Europa (los tiempos de Donald Trump son los que son y marcan la agenda) ha sido un empujón más, porque promete más negocio y podría retrasar las bajadas de tipos.

Hay un pero. El sector tiene dinero; como demuestran las abultadísimas recompras de acciones que suman a los ya generosos dividendos, los beneficios actuales dejan un margen más que amplio por encima de los requisitos de capital. Ahora bien, hay desde hace años un consenso más o menos amplio en que los bancos de la zona euro son demasiado pequeños en comparación con los competidores estadounidenses y que, al estar confinados en sus fronteras domésticas, no existe un mercado único europeo en los servicios financieros. En un momento en que los incentivos a que Europa profundice su unión para afrontar amenazas externas de distinto pelaje, llama la atención la ausencia de operaciones corporativas transnacionales. Solo una ha estado sobre la mesa en estos meses, pese a la abundancia de liquidez: la compra por parte de Unicredit del 29% del alemán Commerzbank. Una operación contestada frontalmente desde Alemania y tras la que Unicredit ha lanzado una opa sobre la también italiana Banca BPM.

Esta propuesta de compra, íntegramente en efectivo, tiene un valor de mercado similar al de Sabadell cuando recibió la oferta de BBVA. Son operaciones de gran calado en el mercado doméstico y con efectos en la competencia (de ahí que en España la CNMC pasara el análisis de la opa de BBVA a la segunda fase), pero no operaciones que cambien de forma definitiva el panorama financiero.

Para una unión bancaria efectiva, las barreras legislativas, además de las políticas, siguen siendo elevadas. Y la cotización de los bancos comprables ha subido tanto o más que la de los potenciales compradores. Pero, si en un contexto tan benigno, a los grandes bancos no se les ocurre nada mejor que hacer con el dinero que comprar sus propias acciones, la integración europea del sector está más lejos de lo que parecía.

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