Las claves: la inflación puede ser más pegajosa que los propios aranceles
Las subidas de precios suelen ser más rápidas que las bajadas
Cuando los costes de los insumos suben, es relativamente habitual que las empresas lo trasladen a los precios con prontitud, si pueden permitírselo; el movimiento inverso, de bajar los precios cuando caen los costes, suele tardar más, sobre todo si los vendedores comprueban que la demanda es fiel. Ha ocurrido tras la pandemia, sobre todo en el sector turístico; pasa a menudo con la gasolina; y puede volver a suceder con los aranceles de ida y vuelta de Trump. Mattel, en concreto, avisa de que puede subir el precio de Barbie, pues importa el 40% de sus productos desde China, y el 10% desde México.
Otro efecto aparente de la guerra comercial del republicano es que el servicio postal de EE UU ha suspendido la admisión de paquetes de China, muchos de los cuales son envíos de Shein y Temu. Desde luego, lo agradecerán los ecologistas (con los que tan mal se lleva la nueva Casa Blanca). Y las competidoras de ambas, como Inditex, o los empleados estadounidenses actuales o potenciales de compañías textiles. Los compradores de ropa asequible, que probablemente no anden sobrados de dinero, no tanto.
Entre todos mataron la central nuclear... y ella sola se va a cerrar
Cerrar o no cerrar Almaraz, esa es la cuestión. Los argumentos económicos para aprovechar una central nuclear que ya está amortizada son claros, al menos para los ciudadanos. Los argumentos de seguridad, ya no tanto, por pocos que sean los accidentes que provocan estas instalaciones. Las propias eléctricas, sin embargo, arrastran los pies: quizá lo que ganen con la central, en las condiciones fiscales actuales, no compense lo que pueden ganar con una electricidad más cara en general. Por eso piden rebajas de impuestos, apoyadas por Vox y el PP... salvo en lo que atañe al tributo ambiental de Extremadura, gobernada por los populares.
¿Por qué iban a desconfiar del bitcoin los salvadoreño?
¿Por qué iban a desconfiar los salvadoreños de una moneda virtual, que no se puede tocar, cuyo fundador sigue siendo un misterio, y que en la inmensa mayoría de los países del mundo no sirve para comprar productos de casi ningún tipo? La pregunta es irónica, claro: aunque El Salvador aprobó en 2021 que el bitcoin fuera moneda de curso legal, los ciudadanos no han confiado en ella. Ahora, el Parlamento ha echado atrás ese permiso a cambio de un crédito de 1.400 millones de dólares del FMI. El Ejecutivo, sin embargo, sigue comprando bitcoins, mientras Donald Trump ha procrastinado la idea de una reserva nacional de la cripto. Quizá esté pensando en ello, pero con la moneda que lleva su nombre. En realidad, ambas están hechas del mismo material... aquel con el que se trenzan los sueños.
La frase del día
La propuesta de la Casa Blanca de garantizar su ayuda militar a cambio de recursos naturales es de interés común y viene contemplada en el plan de paz de Volodimir Zelenski
Andri Sibiga, ministro de Exteriores de Ucrania
Hacer ejercicio, una medicina eficaz pero exigente, y que debería recetarse
Subir por las escaleras en vez de por el ascensor o limpiar la casa en lugar de contratar a alguien son formas de hacer ejercicio poco en boga, frente al running (que no es exactamente lo mismo que correr, aunque lo parezca) o ir al gimnasio: en estas dos actividades se puede conocer gente (quizá en las escaleras también, si se pone de moda). Con una u otra fórmula, mover el esqueleto y los músculos en la dosis adecuada es bueno para la salud, como se cansan de recordar los expertos, que afirman también que los médicos deberían recetarlo, literalmente. Incluso hay gimnasios en los hospitales para ejecutar las prescripciones, pero asignar un medicamento sigue siendo más fácil, también para el paciente. Cumplir una rutina física exige una disciplina que no requiere tomarse una pastilla.