El oro: pilar de diversificación en un mundo frágil
Su papel principal es estabilizar y proteger contra la volatilidad y la inflación
En 1966, Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, afirmaba en el artículo Oro y libertad económica que, “en ausencia del patrón oro, no hay ninguna manera de proteger los ahorros de la confiscación que supone la inflación. No hay ningún depósito de valor seguro”.
Hoy en día, en un mundo marcado por las crecientes tensiones geopolíticas, las incertidumbres electorales y los elevados niveles de deuda pública en Europa y Estados Unidos, el oro emerge como un activo crucial para la diversificación de carteras. La inclusión estratégica del metal amarillo n...
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En 1966, Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, afirmaba en el artículo Oro y libertad económica que, “en ausencia del patrón oro, no hay ninguna manera de proteger los ahorros de la confiscación que supone la inflación. No hay ningún depósito de valor seguro”.
Hoy en día, en un mundo marcado por las crecientes tensiones geopolíticas, las incertidumbres electorales y los elevados niveles de deuda pública en Europa y Estados Unidos, el oro emerge como un activo crucial para la diversificación de carteras. La inclusión estratégica del metal amarillo no solo protege contra la volatilidad del mercado, sino que también ofrece una cobertura sólida frente a diversas incertidumbres macroeconómicas.
El oro es una importante reserva de valor en un mundo cada vez más complejo y frágil. Esto se aplica no solo a los bancos centrales, sino también a los inversores privados. Por ejemplo, en el mercado chino, donde los pequeños inversores buscan el oro frente a la crisis del sector inmobiliario y la debilidad de la economía.
Además del temor a una recesión, otros factores, como la política monetaria de los bancos centrales o los riesgos geopolíticos, han impulsado el oro en los últimos meses y seguirán haciéndolo.
Inestabilidad geopolítica
La historia ha demostrado repetidamente que el oro es percibido como un refugio seguro durante periodos de incertidumbre geopolítica. Estos eventos no solo impactan negativamente en los mercados de valores y de bonos, sino que también pueden desencadenar crisis financieras. El reciente aumento en la demanda de oro puede atribuirse a la percepción generalizada de que los riesgos geopolíticos están en aumento. Los inversores buscan seguridad en activos que históricamente han mantenido su valor durante las crisis.
La subida del precio del oro en los últimos meses es destacable, dado que la esperada bajada de los tipos de interés por parte de la Reserva de la Reserva Federal de Estados Unidos no se ha materializado. No es de extrañar que los inversores retiraran unas 140 toneladas de oro de los ETF de oro en el primer semestre de 2024. Sin embargo, como en años anteriores, esto se está compensando en exceso con las compras masivas de oro por parte de los bancos centrales, lo que también se debe al cambio de la situación geopolítica, y sugiere que estas compras continuarán.
Según una encuesta del Consejo Mundial del Oro, el 29% de los 70 bancos centrales encuestados planea aumentar sus reservas de oro en los próximos 12 meses, y el 81% espera que las tenencias generales de oro de los bancos centrales sigan aumentando (ambos son máximos desde que comenzó la encuesta en 2018)
La celebración de elecciones siempre han sido un factor de volatilidad para los mercados financieros. La incertidumbre política, las posibles reformas fiscales y regulatorias, así como los cambios en la política exterior, pueden tener repercusiones significativas en el clima económico global. En años recientes, las elecciones han añadido una capa adicional de imprevisibilidad debido a la polarización política y la posibilidad de procesos electorales prolongados.
En Francia, la incertidumbre que rodea el futuro político ha elevado ligeramente el diferencial de la deuda pública francesa con respecto a los bunds alemanes, hasta 0,7 puntos porcentuales. Si esta diferencia aumenta significativamente como consecuencia de una formación de Gobierno sumida en el caos, el BCE podría verse obligado a comprar deuda pública francesa para evitar otra crisis del euro y, posiblemente, una crisis financiera.
En EE UU
Al otro lado del Atlántico, la situación no es mejor. En el escenario actual, la retirada de Joe Biden como candidato demócrata a la Casa Blanca ha incrementado la inestabilidad que rodea las elecciones de noviembre. La deuda pública estadounidense asciende a más del 120% del PIB y, a no ser que se ponga en marcha una férrea disciplina fiscal, es probable que la deuda soberana de Estados Unidos alcance pronto nuevos máximos.
Lo cierto es que, tanto en Europa como en EE UU, los niveles de deuda pública han alcanzado cifras históricamente altas. En las últimas décadas, prácticamente todas las crisis se han abordado con el mismo tratamiento: más dinero. Cada vez que se producía una crisis grave, los bancos centrales inyectaban liquidez en el mercado, y los Gobiernos preparaban paquetes de ayuda. La crisis financiera de 2008, la crisis del euro de 2011-12 y, sobre todo, la pandemia del coronavirus de 2020 a 2022 fueron claros ejemplos de ello.
Todo esto sugiere una continua devaluación de las monedas fiat frente al oro. Cuando los Gobiernos recurren a la emisión de dinero para financiar sus deudas, la inflación suele aumentar, erosionando el poder adquisitivo de las monedas fiduciarias. En contraste, el oro tiende a mantener su valor real, actuando como un resguardo contra la inflación.
Reserva
En resumen, el aumento del populismo en Europa y Estados Unidos pondrá a prueba la democracia y la disciplina fiscal en los países afectados. La creciente deuda nacional está debilitando el valor de las divisas frente al oro como moneda de último recurso. Los conflictos geopolíticos en curso también hablan en favor del oro como reserva de valor en un mundo frágil. Todo ello hace que destaque como componente importante de una estrategia de inversión inteligentemente diversificada.
Es esencial entender que el oro no genera un flujo de ingresos como los bonos o los dividendos, ya que su función principal es actuar como un estabilizador y un protector contra la volatilidad y la inflación.
Su baja correlación con respecto a las acciones y los bonos, sus rasgos defensivos y su buen rendimiento durante épocas de crisis lo hacen un activo difícil de sustituir, y destacan su papel como depósito de valor, tal y como sostenía Greenspan en 1966.
Bert Flossbach es cofundador de la gestora Flossbach von Storch