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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nuevas empresas tecnológicas, personas con aptitudes diferentes

Combinar las habilidades interpersonales con las técnicas es el mejor determinante del éxito

Un profesor señala una pantalla durante una clase de Informática en Universidad Politécnica de Madrid.
Un profesor señala una pantalla durante una clase de Informática en Universidad Politécnica de Madrid.Santi Burgos

La imaginación y la creatividad son los ingredientes básicos para que las empresas superen con éxito los desafíos de un mundo tan cambiante como el actual. Las tecnológicas, al igual que el resto de las compañías, estamos expuestas a factores exógenos que nos obligan a estar muy despiertos para así ofrecer soluciones fiables que sean realmente útiles. Es decir, desde la tecnología nos centramos en cómo contribuir a resolver problemas concretos. 

Esto implica salir de la zona de confort y romper moldes, recurriendo a perfiles laborales con una visión diferente y menos encorsetada que ayuden a encontrar la salida del laberinto. Aquella “selección natural” de las especies en la lucha por la vida sobre la que teorizaba Darwin, en el caso de las compañías tecnológicas, pasa por atraer cada vez más a personas formadas en disciplinas que, solo aparentemente, nada tienen que ver con ramas técnicas, pero que pueden contribuir decisivamente a crear un ecosistema diverso, inclusivo y dinámico en el que confluyan grandes ideas y las últimas tecnologías. Como resultado, es preciso ser más flexible, dejando los prejuicios de lado y enfocándonos en buscar la eficiencia para ofrecer productos valorados por el mercado. 

Esto se consigue captando empleados con aptitudes específicas que puedan ser útiles para la compañía. De hecho, las empresas tecnológicas ya no son un coto privado de ingenieros y matemáticos, y cada vez es más común que personas con otra formación, como música o arte dramático, o incluso sin licenciatura, sean integrantes fundamentales de la plantilla. Se trata de explorar y descubrir nuevos ángulos para enfrentar las situaciones que van surgiendo.  

Debemos así desmitificar la tecnología como un territorio restringido solo a personas de ciencias. Defendemos que debe hacerse más accesible a todo el mundo, con el fin de extraer el valor de empleados comprometidos y motivados para llevar a cabo transformaciones. En otras palabras, debemos cambiar la percepción de que una carrera profesional desarrollada en el ámbito de la tecnología es únicamente para un único tipo de persona y, por tanto, debemos ver más allá para comprender que los tecnólogos de éxito pueden proceder de cualquier ámbito.  

A lo largo de mi carrera he trabajado con múltiples perfiles que, a pesar de no tener una formación tecnológica tradicional, han destacado en sus puestos y han aportado nuevas perspectivas a la organización. Es más, su conocimiento en otras materias ha sido una fuente de aprendizaje muy valiosa para todos. 

Esa pluralidad es el motor que impulsa el debate interno y crítico de una empresa tecnológica que permite llegar a conclusiones que son fruto de un abanico de perspectivas más amplio, sin sesgos. En realidad, gran parte del trabajo tecnológico implica escuchar, comprender y traducir las necesidades de las personas al mundo del diseño y los códigos. Esto no va solo de ceros y unos, sino de resolver problemas con creatividad, de la misma manera que lo hace un arquitecto, un artista o un filósofo. Eso otorga a la compañía una capacidad de adaptación que antes no tenía, gracias a un prisma atípico que permite contemplar nuevos escenarios y encontrar caminos distintos, a veces insólitos. De esta forma, las personas que componen una compañía se convierten en un pool cada vez más diverso y más eficiente. 

Al final, todo se reduce al talento, tanto en el manejo de datos como a la hora de percibir con claridad los cambios que se producen en el mercado, para así anticiparse a las tendencias futuras. Tener grandes dotes interpersonales es increíblemente útil para entender las necesidades de los clientes y hacer realidad su visión. Solemos asociar a un buen tecnólogo con una gran formación técnica, pero ser capaz de tender puentes entre clientes y desarrolladores es una habilidad que se pasa por alto. En mi experiencia, combinar las habilidades interpersonales con las técnicas es el mejor determinante del éxito. 

La aportación intelectual de otras disciplinas, por tanto, viene a cambiar un paradigma cultural en estas compañías a la hora de gestionar el talento, ya que abre una vía alternativa para entender la realidad y el futuro. Las perspectivas diversas reflejan la naturaleza dinámica de nuestro entorno de negocio, en el que la demanda de innovación es un motor de cambio fundamental para la industria, y, por tanto, debería ser algo común en cualquier empresa.  

Si volvemos la vista atrás 20 años, las empresas han vivido una profunda transformación operativa. Se han vuelto mucho más digitales, eficientes y productivas gracias a la tecnología, pero también como consecuencia de la mejora continua que impulsan los profesionales. A través de la diversidad de perfiles con múltiples capacidades y conocimientos descubrimos nuevas perspectivas, identificamos otras necesidades y somos capaces de proponer soluciones creativas eficientes. Solo con este enfoque multidisciplinar podemos fomentar un entorno de trabajo más dinámico y flexible que contribuya a establecer procesos operativos que resulten de verdad innovadores.  

Paula Felstead es chief Tech, Data and M&A Officer HBX Group.

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