Las tormentas del pasado siguen soplando contra Orsted
Los mercados se resisten a valorar el crecimiento futuro que implica la cartera de proyectos de la firma danesa
Los fuertes vientos son buenos para los enormes parques de energía renovable en alta mar de Orsted, pero las tormentas del pasado siguen persiguiendo a su consejero delegado, Mads Nipper. Ayer, las sorpresivas pérdidas de valor de un importante proyecto estadounidense echaron por tierra los optimistas resultados del segundo trimestre y provocaron una caída del 8% en las acciones del grupo danés, valoradas en 178.000 millones de coronas danesas (24.000 millones de euros). Se avecinan más turbulencias.
Orsted se ha convertido en el epítome de los problemas de crecimiento del sector de las...
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Los fuertes vientos son buenos para los enormes parques de energía renovable en alta mar de Orsted, pero las tormentas del pasado siguen persiguiendo a su consejero delegado, Mads Nipper. Ayer, las sorpresivas pérdidas de valor de un importante proyecto estadounidense echaron por tierra los optimistas resultados del segundo trimestre y provocaron una caída del 8% en las acciones del grupo danés, valoradas en 178.000 millones de coronas danesas (24.000 millones de euros). Se avecinan más turbulencias.
Orsted se ha convertido en el epítome de los problemas de crecimiento del sector de las energías renovables. Construir enormes proyectos en medio del mar con turbinas y otras piezas cuesta mucho y exige contratos con proveedores firmados con años de antelación. Pero la reciente escalada de la inflación ha disparado los costes de las materias primas, poniendo a prueba las finanzas de los proveedores de Orsted.
Al mismo tiempo, la subida de los tipos de interés redujo los ingresos futuros previstos de la compañía y aumentó los costes del servicio de su deuda. Por eso, el año pasado Nipper sorprendió a los inversores con 4.000 millones de dólares (3.600 millones de euros, al cambio actual) en pérdidas de valor y 1.400 millones (1.300 millones) en gastos de cancelación de proyectos, en parte debido a retrasos en la cadena de suministro en Estados Unidos.
Hasta ayer, los planes de Nipper de recortar gastos y reducir el riesgo de sus cadenas de suministro parecían estar funcionando. Las acciones de Orsted han subido casi un 60% desde su mínimo de noviembre. Pero en esta industria, hacer provisiones no es suficiente.
Esta vez, Nipper tuvo que posponer un importante proyecto estadounidense, Revolution Wind, que debía empezar a funcionar en 2025. Ello se debió a los retrasos en la construcción por parte de un socio responsable de la subestación terrestre que conecta la energía eólica a la red.
Una fuente familiarizada con el asunto dice que se trata de contaminación del suelo –un problema que no se puso de manifiesto hasta que empezó la construcción– y que el retraso podría durar 12 meses. La posible pérdida de ingresos futuros provocó un deterioro de 2.100 millones de coronas danesas (280 millones de euros) en el proyecto, lo cual supone casi el 70% del deterioro total en los seis primeros meses del año, 3.200 millones (430 millones).
Este revés es menor que los anteriores, pero los inversores están comprensiblemente nerviosos y vendieron acciones de Orsted. Es cierto que la inflación ha bajado y que los principales bancos centrales están recortando los tipos, lo cual reduce los costes para Orsted y sus proveedores.
Pero los mercados se resisten a valorar el crecimiento futuro que implica la cartera de proyectos de Orsted, incluso los más avanzados. Los analistas de Bernstein estiman que los activos eólicos marinos en explotación de la empresa valdrían por sí solos 392 coronas por acción, sobre la base de los flujos de caja que ya aportan: es donde cotizan ahora las acciones. Para tener el viento bajo sus alas, Nipper tiene que demostrar primero que puede escapar de las tormentas del pasado.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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