La victoria de la extrema derecha deja a Francia entre la conmoción y el caos
El país se asoma a la ingobernabilidad si Jordan Bardella, candidato de Agrupación Nacional, no logra una mayoría suficiente
Francia se encamina rápidamente hacia un año de caos político, económico y tal vez financiero. Tras la primera vuelta de las elecciones legislativas del domingo, con una victoria clara de Agrupación Nacional, con un 33% de los votos, ya no puede descartarse la posibilidad de que un Gobierno de extrema derecha se haga con la mayoría absoluta de los escaños de la Asamblea Nacional. Dados los riesgos que plantea la plataforma de Marine Le Pen, la alternativa —un estancamiento político y un Ejecutivo inestable— podría ser preferible.
RN (siglas por las que se conoce, en francés, al partido ultraderechista) recibió más de un tercio de los votos, pero la composición final de la principal cámara del Parlamento francés depende de un regateo político. En la segunda vuelta del próximo domingo, la izquierda, por ahora unida bajo la bandera del Nuevo Frente Popular, y la alianza que apoya al presidente Emmanuel Macron tienen que ponerse de acuerdo sobre el candidato con más posibilidades de triunfar en cada circunscripción. Si no lo hacen o los votantes no siguen sus instrucciones, los candidatos de extrema derecha, que quedaron primeros en un número sin precedentes de circunscripciones, serán elegidos.
Si Jordan Bardella, aspirante a primer ministro, no consigue la mayoría de escaños, Francia entrará en largos meses de crisis política. La influencia de Macron quedaría reducida al mínimo tras el fracaso de su apuesta de convocar elecciones anticipadas después de que su partido fuera derrotado en las elecciones al Parlamento Europeo. Según algunas proyecciones, el presidente podría contar con menos de 100 diputados en una Asamblea Nacional con 577 miembros. Esto debilitaría su capacidad de ejercer de líder, incluso si reúne a diputados de centro-derecha o centro-izquierda para formar un Ejecutivo en minoría.
Un Gobierno así pronto se definiría no por lo que hace, sino por lo que es incapaz de hacer. Se caracterizaría por constantes disputas, inmovilismo e impotencia en cuestiones urgentes como la reducción de un déficit superior al 5% del PIB. Y le costaría definir qué papel debe desempeñar Francia en la Unión Europea en ámbitos como la política hacia China, Ucrania o la transición verde. Macron no puede convocar nuevas elecciones hasta dentro de un año y su mandato presidencial se extiende hasta 2027.
Un Ejecutivo mayoritario de extrema derecha podría aportar la certidumbre que a veces agradecen los mercados. Sin embargo, podría desencadenar otro tipo de inestabilidad política si los opositores se echan a la calle para protestar por la perspectiva de que una administración ultra gobierne la segunda economía más grande de Europa. Y podría asustar seriamente a los inversores una vez dé a conocer sus primeras decisiones importantes, probablemente en otoño. La propuesta de Bardella es rica en recortes fiscales y promesas sin financiación.
Hace menos de dos meses, Macron organizó su reunión anual de altos ejecutivos mundiales y celebró los 15.000 millones de euros de nuevas inversiones prometidos por empresas como Amazon, Microsoft y AstraZeneca. “Elegid Francia”, les exhortó. Si se lo pidieran hoy, quizá optarían por pasar.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Pierre Lomba Leblanc, es responsabilidad de CincoDías.
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