Claves: la incomprensible infraconexión de tren Madrid-Lisboa, y lo último que dejan de pagar los españoles, junto a la hipoteca
No tiene sentido que en el año 2024 haya un trayecto peninsular de tren tan mal resuelto
Entre tanta polémica, a veces en nada relacionada con su departamento, es posible que el ministro de Transportes, Óscar Puente, encuentre un hueco para explicar, o al menos analizar, por qué no hay tren nocturno entre Madrid y Lisboa. Renfe aprovechó la pospandemia para cancelar todos los que operaba –por su baja rentabilidad–, mientras se apuesta por ellos en el resto de Europa. Fue una decisión un poco negacionista, como diría Teresa Ribera, vicepresidenta tercera.
Ahora, para ir en tren entre ambas ciudades, se tarda más de nueve horas. El primer ministro portugués, Luís Montenegro, ...
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Entre tanta polémica, a veces en nada relacionada con su departamento, es posible que el ministro de Transportes, Óscar Puente, encuentre un hueco para explicar, o al menos analizar, por qué no hay tren nocturno entre Madrid y Lisboa. Renfe aprovechó la pospandemia para cancelar todos los que operaba –por su baja rentabilidad–, mientras se apuesta por ellos en el resto de Europa. Fue una decisión un poco negacionista, como diría Teresa Ribera, vicepresidenta tercera.
Ahora, para ir en tren entre ambas ciudades, se tarda más de nueve horas. El primer ministro portugués, Luís Montenegro, anunció ayer que impulsará la construcción de un tercer puente sobre el Tajo, clave para que la alta velocidad pueda conectar las dos capitales; la idea es que lo haga en 2034. Pero España tendrá que poner su parte.
Es de todo punto incomprensible que en el año 2024, ya incluso con competencia en el transporte ferroviario de pasajeros (aunque a veces parezca pesarle a Puente), una conexión clave de la península Ibérica deje tanto que desear.
Lo último que dejan de pagar los españoles: la hipoteca... y el aceite de oliva
La hipoteca es lo último que dejan de pagar los españoles cuando vienen mal dadas; a nadie le gusta quedarse sin casa. A continuación en la lista se puede poner el aceite de oliva, que va camino de cerrar su crisis inflacionaria con una demanda enormemente resistente, pese a que su precio se ha doblado en dos años. Los augurios de que la gente lo sustituiría por aceite de girasol o de otros tipos prácticamente no se han materializado.
Hasta el otoño no habrá una relajación de precios significativa, porque la cosecha actual, favorecida por las lluvias recientes, solo da para reponer, a duras penas, las existencias.
Los accionistas de BBVA exageran en su reacción negativa, dicen desde KBW
Los analistas de Bolsa creen que la reacción negativa de los inversores a la oferta –ahora hostil– de BBVA por Sabadell es exagerada. La operación, aunque no guste ni al banco opado ni al Gobierno, sí agrada al BCE, y, sobre todo, tiene sentido estratégico, según firmas como KBW, que creen que es una buena manera de reducir su exposición relativa a mercados emergentes y a veces algo inestables como Turquía.
La fortaleza de la banca en general y de BBVA en particular es tal que incluso las previstas bajadas de tipos no harán demasiada mella en los beneficios del sector, señalan desde KBW. Una fusión podría perjudicar a los empleados y a los consumidores, pero los accionistas no tienen motivos evidentes para ponerse nerviosos.
La frase del día
“El Gobierno de EE UU está haciendo lo correcto al enfrentarse de lleno a China. Es un competidor feroz, pero no un enemigo de Occidente”
Jamie Dimon, CEO de JP Morgan
Aunque vivimos enganchados a las pantallas, lo hacemos andando por la calle
Durante la pandemia, se quiso vender la idea de que todo el mundo viviría siempre metido en casa, relacionándose con otros por las redes sociales y jugando a videojuegos. Las grandes empresas de internet y las desarrolladoras de juegos se dedicaron a contratar personal como si no hubiera un mañana (a veces lo parecía), pero llegó la resaca pos-covid y se comprobó que, aunque nos pasemos el día enganchados a las pantallas, lo hacemos andando por la calle, por ejemplo, y a veces hay que mirar para no chocarse con otro transeúnte absorto, o para que no nos atropelle un coche (que por ahora siguen necesitando un conductor atento). Así que llegaron los despidos masivos, que en los videojuegos suman los 9.500 en lo que va de año.
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