La ley que no contenta a casi nadie, y lo que hace falta para invertir en arte
La norma de reducción del empleo temporal público es un quiero y no puedo
La temporalidad en el sector público es un problema crónico que tiene mal arreglo. El Tribunal Constitucional ha desestimado el recurso de inconstitucionalidad que presentó Vox contra el real decreto-ley del Gobierno, que obliga a ofertar antes de que acabe 2024 las plazas de trabajadores temporales que ya están ocupadas (el Ejecutivo las calcula en 300.000), mediante un concurso-oposición en el que será determinante la experiencia en el puesto del aspirante. Es una forma de compensar solo parcialmente a quienes han ejercido las tareas en condiciones irregulares, y de valorar su conocimiento d...
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La temporalidad en el sector público es un problema crónico que tiene mal arreglo. El Tribunal Constitucional ha desestimado el recurso de inconstitucionalidad que presentó Vox contra el real decreto-ley del Gobierno, que obliga a ofertar antes de que acabe 2024 las plazas de trabajadores temporales que ya están ocupadas (el Ejecutivo las calcula en 300.000), mediante un concurso-oposición en el que será determinante la experiencia en el puesto del aspirante. Es una forma de compensar solo parcialmente a quienes han ejercido las tareas en condiciones irregulares, y de valorar su conocimiento de la labor; pero, a la vez, como reclamaba Vox, se contradice el principio de igualdad de oportunidades de los ciudadanos para acceder al funcionariado. La medida trata de quedar bien con todo el mundo, pero no contenta a casi nadie.
El Constitucional ha resuelto el dilema, y no hay más que hablar, pero el conflicto debe servir de aviso para que no se repitan este tipo de prácticas fraudulentas precisamente por parte de las instituciones que deben velar por el cumplimiento de las normas.
El PIB español reduce distancias con el entorno, pero cada vez le cuesta más
España sigue recortando distancias con el resto de los países europeos, de los que se distanció durante la pandemia, pero cada vez le cuesta más mantener los números negros de crecimiento. La demanda externa está afectado, inevitablemente, al PIB español, que por ahora se sostiene gracias a la interna.
En el trimestre, la producción creció un 0,3%, una décima menos. El consumo, que suele aumentar en verano, creció un notable 1,4%, pero hace un año el dato fue del 2,5%. El dilema para el Gobierno es si eliminar las ayudas por la crisis energética, lo cual puede perjudicar al crecimiento, aunque reduzca el déficit.
La economía de EE UU sigue aguantando... soportada por el apalancamiento
Persiste la inquietud en torno a la evolución de la economía y de la Bolsa, en particular de las de Estados Unidos (las europeas ya han dejado clara su debilidad). La subida de la rentabilidad de la deuda estadounidense ha afectado a la renta variable: se teme que los niveles altos de los tipos de interés persistan por más tiempo, y que el elevado apalancamiento de la economía del país, que está sosteniendo el consumo, acabe por transformarse en una recesión cuando la burbuja explota. Aparentemente, la actividad está aguantando bien, pero podría haber un aterrizaje forzoso, como señala el economista Bernard Connolly, muy crítico con el dopaje continuado de los bancos centrales, mediante su política de tipos ultrabajos.
La frase del día
Las roturas de cables marítimos son bastante habituales, por negligencia o mala marinería, pero el incidente del gasoducto Finlandia-Estonia es realmente sospechoso y no es un caso rutinario. Hay varios factores que hacen saltar las alarmas
Janne Kuusela, director general de Política de Defensa en el Ministerio de Defensa finlandés
Para invertir en arte, hay que ser muy rico, o tener muy buen ojo
Silvio Berlusconi acumuló, en los últimos años de su vida, 25.000 presuntas obras de arte, con un valor total de 20 millones de euros (su fortuna era de 6.800 millones, así que tampoco aflojó demasiado el bolsillo). Sus herederos no saben qué hacer con lo que son un montón de piezas consideradas prescindibles por los expertos. Con 20 millones no se puede hacer mucho en el mercado del arte, salvo que se tenga muy buen ojo y se apueste por un artista emergente que se acabe revalorizando en el futuro. Para acertar hay que conocer bien las tendencias, aunque no viene mal tener cierto gusto artístico. Berlusconi podría haber optado por artistas consagrados, más caros pero también más seguros. Pero él era más de futbolistas y estrellas de la televisión.
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