La contienda del cereal ucranio añade tensión a la relación Varsovia-Bruselas
La decisión de Polonia de vetar por su cuenta la importación de grano del país en guerra es un problema para todos
Las exportaciones ucranianas de cereales han añadido tensión a las ya tensas relaciones entre la Unión Europea y el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, cuyo partido, el nacionalista Ley y Justicia, se enfrenta a una reñida carrera por la reelección el día 15. Los sondeos sugieren que podría ganar, pero tendría dificultades para formar una mayoría en el Parlamento. Desde el punto de vista económico, la guerra del grano ya ha pasado su pico. Desde el punto de vista político, la decisión de Varsovia el mes pasado de sustituir una pausa de las importaciones en toda la UE por una prohibició...
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Las exportaciones ucranianas de cereales han añadido tensión a las ya tensas relaciones entre la Unión Europea y el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, cuyo partido, el nacionalista Ley y Justicia, se enfrenta a una reñida carrera por la reelección el día 15. Los sondeos sugieren que podría ganar, pero tendría dificultades para formar una mayoría en el Parlamento. Desde el punto de vista económico, la guerra del grano ya ha pasado su pico. Desde el punto de vista político, la decisión de Varsovia el mes pasado de sustituir una pausa de las importaciones en toda la UE por una prohibición unilateral supone un problema para ambas partes.
Después de que Rusia invadiera Ucrania en febrero de 2022, las importaciones de productos agrícolas se dispararon en Bulgaria, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Rumanía. Ello se debió en parte a que la UE levantó en junio de 2022, por 12 meses, los aranceles a los productos ucranianos después de que Kiev perdiera el acceso a sus canales de exportación habituales a través de Rusia y el Mar Negro. Los productos alimentarios baratos quedaron atrapados en Polonia y sus países vecinos de la UE, lo que frustró a los agricultores locales y contribuyó a la caída de los precios.
Las importaciones ucranianas de cereales en esos cinco países de la UE alcanzaron un máximo de casi un millón de toneladas métricas en noviembre, antes de descender de forma constante en los primeros meses de 2023, según datos de la Comisión Europea. Se situaron en 148.221 toneladas en el periodo comprendido entre el 1 y el 14 de abril, unas 10 veces los niveles de todo diciembre de 2021, pero muy por debajo de su récord mensual, 971.060 toneladas en noviembre de 2022.
No obstante, la Comisión impuso el 2 de mayo restricciones comerciales temporales para dar un respiro a los países afectados, mientras trabajaba para establecer redes transfronterizas de tránsito terrestre que faciliten el paso del grano ucraniano. Las restricciones afectaron a las ventas de trigo, maíz, colza y semillas de girasol. Ese mismo 2 de mayo, Bruselas acordó prorrogar la eliminación de los aranceles para los productos ucranianos durante otros 12 meses.
El 15 de septiembre, la UE levantó esas restricciones temporales a las exportaciones ucranianas de cereales a los cinco países afectados, lo que llevó a Polonia, Hungría y Eslovaquia a prohibir unilateralmente el comercio. Se están celebrando conversaciones para encontrar una solución.
Las importaciones de la UE procedentes de Ucrania aumentaron un 88% en 2022 en comparación con 2021, alcanzando los 13.000 millones de euros o el 8% del total de las importaciones agrícolas y alimentarias de la UE, según la Comisión Europea.
La ruptura del mercado único mediante la restricción de determinadas importaciones procedentes de Ucrania, ya sea respaldada por la Comisión o impuesta unilateralmente por vecinos individuales, siempre fue cuestionable desde un punto de vista puramente económico. Pero el grano se ha convertido en un punto de tensión electoral en Polonia, actor clave de la UE en la ayuda a Ucrania. Alrededor del 90% de la ayuda y el material militar destinados a Kiev pasan por Polonia, principal destino de los refugiados ucranianos. Con la ampliación de la prohibición, Morawiecki, ya enfrentado a Bruselas por las reformas judiciales de su Gobierno, pretende captar más votos de su base electoral.
Sin embargo, fomentar el sentimiento antieuropeo parece un objetivo corto de miras. Polonia, sexta economía de la UE, es el mayor beneficiario neto del presupuesto del bloque, ya que recibe unos 12.000 millones anuales más de lo que aporta. Si el gobernante Ley y Justicia vuelve a salir victorioso, el riesgo es que Varsovia siga distanciándose tanto de Bruselas como de Kiev, poniendo en peligro los fondos de la UE y complicando la diplomacia de guerra del bloque.
La Comisión, por su parte, necesita que Polonia, que encabezó un grupo de 10 nuevos miembros en 2004, actúe como modelo a seguir. En los próximos años, la UE pretende integrar a Ucrania y a otros ocho países, por lo que se necesitarán ejemplos de éxito.
Mientras continúa la guerra en Ucrania, sería mejor que Varsovia y Bruselas crecieran juntas, no que se distanciaran aún más.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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