Jeffrey Epstein deja poca huella en Wall Street
El sórdido asunto del delincuente sexual pronto se desvanecerá de la memoria financiera, como tantos otros
Wall Street se prepara para dejar atrás la saga de Jeffrey Epstein. JP Morgan acaba de acordar pagar 75 millones de dólares a las Islas Vírgenes de Estados Unidos por las acusaciones de que el gigante bancario ayudó a facilitar las operaciones de trata de seres humanos del difunto delincuente sexual. La resolución se suma a otras cuantiosas sumas relacionadas con un lío que también costó el puesto a dos destacados directivos del sector. Sin embargo, a falta de más repercusiones, el sórdido asunto pronto se desvanecerá de la memoria financiera, como tantos otros antes.
En muchos sentidos...
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Wall Street se prepara para dejar atrás la saga de Jeffrey Epstein. JP Morgan acaba de acordar pagar 75 millones de dólares a las Islas Vírgenes de Estados Unidos por las acusaciones de que el gigante bancario ayudó a facilitar las operaciones de trata de seres humanos del difunto delincuente sexual. La resolución se suma a otras cuantiosas sumas relacionadas con un lío que también costó el puesto a dos destacados directivos del sector. Sin embargo, a falta de más repercusiones, el sórdido asunto pronto se desvanecerá de la memoria financiera, como tantos otros antes.
En muchos sentidos, las presuntas irregularidades de Epstein eran más espeluznantes que muchos escándalos anteriores que han manchado a ricos y poderosos, cuyas transgresiones han abarcado desde escapadas sexuales hasta engaños a clientes. Se le acusó de transportar ilegalmente a decenas de chicas adolescentes y explotarlas sexualmente, utilizando bancos y conexiones adineradas para mover el dinero que necesitaba para financiar la actividad. Incluso después de declararse culpable y ser condenado en 2008 por prostituir a una menor, tanto JP Morgan como Deutsche Bank lo mantuvieron como cliente.
La persistencia de las víctimas de Epstein y de sus abogados puso de manifiesto cómo los altos ejecutivos de esos bancos pasaron por alto o ignoraron las señales de alarma. Al final, a JP Morgan le ha costado unos 365 millones de dólares en acuerdos extrajudiciales, incluida la resolución propuesta el martes. Según los términos de este último acuerdo, JP Morgan contribuirá con 55 millones de para financiar organizaciones benéficas locales y esfuerzos de aplicación de la ley, y el resto para cubrir los honorarios de los abogados del Estado. Deutsche Bank, por su parte, pagará en total 75 millones de dólares.
Algunos financieros vinculados a Epstein, que se suicidó mientras estaba en la cárcel a la espera de juicio en 2019, también pagaron un precio. El multimillonario Leon Black dejó en 2021 Apollo Global Management, la firma de adquisiciones que cofundó, antes de lo planeado, después de que su relación con Epstein lo manchara a él y a la firma. También llegó a un acuerdo de 63 millones de dólares con las Islas Vírgenes estadounidenses para evitar cualquier reclamación legal relacionada con las investigaciones.
Mientras, Jes Staley, exjefe de inversiones de JP Morgan, dimitió como consejero delegado de Barclays en 2021 tras una disputa con los reguladores británicos sobre cómo describió su relación con Epstein. JP Morgan dice haber resuelto confidencialmente las demandas legales contra Staley.
En un plano más sistémico, Epstein ha dado motivos a los bancos para mejorar la vigilancia de las transferencias de fondos sospechosas y a escudriñar más de cerca cualquier indicio de delito sexual entre los clientes que pueda causar riesgos de reputación. Como en el caso de muchas de las presuntas irregularidades cometidas en el pasado en el mundo de las finanzas, la falta de pruebas hace poco probable que los fiscales intenten castigar a los financieros. Tampoco es probable que rueden otras cabezas. Y antes de que pase mucho tiempo, aparecerá otro caso de mala conducta que hará que los altos cargos de Wall Street se apresuren a buscar a sus abogados, chequeras y asesores, relegando así el episodio Epstein al basurero del descrédito.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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