El problema de las ayudas públicas, y un club de fútbol que es más que eso
La clave de las subvenciones del Estado a las empresas es la forma de repartirlas
La Comisión Europea, China y Estados Unidos se están echando los trastos a la cabeza –de aquella manera–, al acusarse mutuamente de fomentar las ayudas públicas a sus empresas para estimular la transición energética, como si no lo hicieran todos. Quizás la UE en menor medida, pero más por falta de fondos que de intención. Y es prudente que así sea, porque adaptarse a una economía baja en carbono es ineludible, a medida que se agotan los combustibles fósiles; y sus beneficios redundarán en toda la sociedad.
El Gobierno español analiza cómo repartir entre las empresas el dinero del Perte a la descarbonización industrial: la fórmula de contratos por diferencia, que es la opción más probable, les permitiría ahorrarse la compra de derechos de emisión de CO2, que no deja de ser un impuesto por seguir contaminando. Como con el resto de los Pertes, habrá que establecer un criterio justo y razonablemente objetivo para distribuir los fondos europeos, en forma de créditos y subvenciones directas. El apoyo público no es el problema; en todo caso, lo es la forma de dividirlo.
¿Invertir en las compañías del Golfo que están conquistando Occidente?
En respuesta a la creciente incursión de fondos soberanos y empresas –de propiedad estatal– de Oriente Próximo en Occidente, es posible que a algunos inversores, quizás algun minorista aventurero, le apetezca apostar directamente por esas compañías del Golfo.
Por STC, por ejemplo, que tiene excelentes recomendaciones de los bancos de inversión de su zona. Los analistas estadounidenses son más escépticos: siempre hay que aplicar un descuento de valor a las empresas de otros bloques geopolíticos, porque nunca se sabe cuando las relaciones pueden darse la vuelta.
Se buscan jóvenes para trabajar en la obra del pueblo
El desajuste de la pirámide poblacional está perturbando el mercado de trabajo. Cada vez hay menos jóvenes, que son lo que hacen los trabajos de fuerza e incomodidad física, y lo está notando la construcción, en España en particular. La inmigración extranjera no llega a los pueblos, la España vacía, que es donde más problemas tienen las empresas para encontrar empleados. Sorprendentemente, o no, no se oye a las autoridades reclamar paridad de sexos en este tipo de tareas, muy masculinizadas. Elevar los salarios, como cuando en los felices 2000 se ataban los perros con longanizas, atraería sin duda al personal, pero el sector no anda sobrado como entonces. Y muchos jóvenes no quieren trabajar, porque no lo necesitan. Quizá subsisten gracias a las pensiones de sus padres, o sus abuelos.
La frase del día
La designación de China como país de tránsito o producción de drogas por parte de EE UU no tiene fundamento. Por contra, el alto consumo de opio en EE UU lo convierte en un agujero negro y una fuente de problemas para el control de drogas
Mao Ning, portavoz del Ministerio de Exteriores chino
Fútbol es fútbol, pero el Barça se está convirtiendo en bastante ‘més que un club’
El fútbol es muy sencillo: se trata de pasarse el balón, tirar a portería y meter gol. Se ha ido complicando con el fuera de juego o el 4-4-2, pero más o menos sigue siendo bastante simple. Todo lo contrario que la estructura societaria del Barcelona, que está haciendo honor a su lema, més que un club. Está ejecutando una fascinante escisión de activos en forma de empresas privadas, una de las cuales, Barça Media, saldrá a cotizar en Nasdaq a través de una SPAC. Quizá porque la rentabilidad del negocio no está muy clara –nunca lo está en el deporte–, está habiendo problemas en torno a la operación, de modo que el socio financiero en Barça Media, Mountain & Co, ha pedido que se amplíe el plazo en cuatro meses, hasta marzo. Tiempo para que Joan Laporta siga buscando palancas.
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