El vínculo entre abandono escolar y vulnerabilidad económica y social

El 26,5% de los jóvenes de entre 25 y 34 años no terminó la ESO y un 17,2% ni estudia ni trabaja, lo que implica más paro, menos sueldo y más manipulables

ZIPI (EFE)

La OCDE ha publicado esta semana su informe anual sobre la situación de la educación (Education at Glance 2023), que ha pasado desapercibido, atrapado en el debate sobre las concesiones que el PSOE estaría dispuesto a hacer al independentismo catalán. El informe, que cuenta con una versión del Ministerio de Educación (Panorama de la Educación: Indicadores de la OCDE), arroja datos muy interesantes que permiten concluir que España mejora, pero que sigue estando lejos de alcanzar niveles óptimos en materia educativa.

Los datos más preocupantes son el alto abandono escolar entre los jóvenes y el elevado porcentaje de éstos que ni estudia ni trabaja. Esta menor formación tiene consecuencias económicas, en forma de peores empleos y salarios, pero también sociales. El estudio deja claro que la percepción de la salud democrática es peor cuanto más bajo es el nivel educativo y, además, son más permeables a las teorías conspirativas. En resumen, su menor formación les hace más vulnerables económicamente y más manipulables socialmente.

Según dicho informe, en 2022, el 26,5% de los jóvenes españoles de entre 25 y 34 años había interrumpido su formación antes de terminar la primera etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), un porcentaje muy elevado, ya que duplica a la media de los países de la OCDE (13,8%) y de los 25 de la Unión Europea que forman parte de este organismo (12,2%). El resto de los jóvenes de esa edad, el 50,5% tiene título universitario o formación profesional superior y el 22,9% finalizó la ESO, el bachillerado, la FP básica o algún grado medio o similar. Aquí la comparación internacional nos muestra que España tiene un mayor porcentaje de población con formación superior, ya que la media de la OCDE (47,2%) y UE25 (44,7%) está por debajo, mientras que nos superan ampliamente en titulaciones intermedias.

Si se quiere buscar un ángulo positivo se puede encontrar en la evolución. En 2015, ese porcentaje de jóvenes con muy baja formación era del 34,4%, de manera que ha bajado en ocho puntos porcentuales. Por tanto, en siete años se ha pasado de que prácticamente uno de cada tres jóvenes españoles no había terminado secundaria a uno de cada cuatro. Siguen siendo muchos, pero son menos.

Si metemos la lupa en este colectivo de jóvenes, encontramos que hay una diferencia notable en el comportamiento entre las mujeres y los hombres, que es especialmente agravada en España. El 31,7% de los hombres del mencionado tramo de edad no terminó la ESO, lo que supone diez puntos más que las mujeres (21,3%), frente a una media de la UE25 del 13,7% en mujeres y del 10,6% en hombres. La baja formación entre los hombres españoles no tiene parangón en los países de nuestro entorno; el que más se acerca es Italia y está en el 24,8%.

Obviamente, esto implica que los niveles altos de formación están dominados por las mujeres. Así, en España, el 57% de las mujeres tienen titulación superior, frente al 44,1% de los hombres. Esta brecha de trece puntos en la educación superior se reproduce en la media de la OCDE y de la UE25.

El otro aspecto más preocupante del informe de la OCDE es el que refleja que el 17,2% del mencionado colectivo de jóvenes de entre 25 y 34 años ni estudia ni trabaja, un porcentaje por encima de la media de la UE25 (13,7%) y de la OCDE (14,7%). En el entorno europeo, sólo Italia tiene una situación peor (24,1%).

La menor formación tiene consecuencias económicas y sociales evidentes y otras de carácter político y sociológico sospechadas a las que este informe pone números. Entre las evidentes está que menor formación, implica mayor paro y menor sueldo. En España la tasa de desempleo en este colectivo de jóvenes es del 10% entre los que tienen educación superior, del 16% entre los que tienen una formación intermedia y del 20% entre aquellos que no superaron la ESO.

Cuando el informe pone la mirada en las remuneraciones, se ve claramente la correlación entre formación y salario. El estudio coloca en base 100 a los jóvenes con títulos intermedios (ESO, Bachillerato, FP y otros) y concluye que sus coetáneos con título universitario o de FP superior, ganan un 55% más. Al tiempo, aquellos con formación inferior tienen nóminas un 20% más bajas. Estas diferencias son muy similares en la media de la OCDE y UE25.

Pero quizá lo más inesperado esté en los resultados de la Encuesta Social Europea (ESE) que incluye el informe, que compara la percepción sobre la democracia o el compromiso cívico según los diferentes niveles de educación. El resultado es que no hay grandes diferencias en la percepción democrática, aunque las que hay apuntan a que a mayor nivel de formación, mayores expectativas de libertad, mientras que en el lado opuesto confían más en la capacidad de los gobiernos para redistribuir la riqueza.

En los aspectos de compromiso con la comunidad, cuanto mayor es la formación más han participado en manifestaciones, en boicots a determinados productos o en acciones de voluntariado con organizaciones sin ánimo de lucro. Este patrón se repite en la media de la OCDE y de la UE25, pero en España con un mayor grado de participación en todos los niveles educativos.

Por último, el informe retoma otros dos aspectos de la mencionada encuesta para buscar la ligazón entre el nivel educativo y la permeabilidad a teorías conspirativas, así como el grado de protección de los datos personales en internet. El estudio es muy concluyente en que a más formación más cautelas en la navegación en el universo digital, sin embargo la variable educativa “es solo uno de los muchos factores que influyen en la creencia en teorías de la conspiración”, señala.

Por tanto, la integración de todos los datos pone de manifiesto la necesidad de seguir invirtiendo en elevar el nivel educativo de la población ya que la formación abre las puertas a puestos con mejor remuneración y mayor pensamiento crítico, más compromiso cívico y democrático. Casi nada.

Aurelio Medel es periodista y doctor en Ciencias de la Información.

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