Xavier Niel, el ‘enemigo del establishment’, quiere más

El magnate francés de las telecomunicaciones frustra la adquisición de GAM por Liontrust y propone un arriesgado plan de recuperación

Xavier Niel, fundador de Iliad.jose manuel esteban,

Como reza My way, el himno por excelencia de aquel artista al que Gay Talese dibujó a través de la palabra: “Arrepentimientos he tenido unos cuantos”. Sinatra puso voz a la canción de la que, 40 años más tarde y también a su manera, Xavier Niel (Maisons-Alfort, Francia, 1967) sería copropietario. Un hecho puramente anecdótico si se desconociera al hombre detrás de aquella adquisición.

El magnate francés de las telecomunicaciones, fundador...

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Como reza My way, el himno por excelencia de aquel artista al que Gay Talese dibujó a través de la palabra: “Arrepentimientos he tenido unos cuantos”. Sinatra puso voz a la canción de la que, 40 años más tarde y también a su manera, Xavier Niel (Maisons-Alfort, Francia, 1967) sería copropietario. Un hecho puramente anecdótico si se desconociera al hombre detrás de aquella adquisición.

El magnate francés de las telecomunicaciones, fundador y propietario mayoritario de la operadora francesa Iliad, es un multimillonario que dibuja fuera de las líneas y no teme a las consecuencias.

Es más, lo ha vuelto a hacer. Esta vez entra de nuevo en el juego por NewGAMe, alianza entre el fondo de inversión personal de Niel y el gestor de patrimonios suizo Bruellan. Ha impedido que la gestora de fondos londinense Liontrust adquiriera su rival suiza GAM. Porque el empresario francés, que ya tiene en sus manos cerca del 10%, quiere más. Y Liontrust era una piedra en su camino. Pero el bloqueo de la compra es, según Chris Hughes, analista de Bloomberg, una apuesta de riesgo: su plan de recuperación es ahora la única opción para la empresa. Y a Niel este tipo de situaciones le han salido de muchas formas: a veces bien, otras no tanto.

Su carrera hasta llegar a la cima ha sido peculiar cuanto poco. Sin estudios superiores ni contactos en las élites, alcanzó la cúspide por sus propios medios. Y, de cierta forma, su actual patrimonio, de unos 6.300 millones de euros, según Forbes, es prueba de ello.

Natural de un pueblo de clase trabajadora de París, creció en una familia de clase media. Su padre, consultor de patentes para una farmacéutica, le regaló un ordenador a los 14 años y, con esa primitiva computadora, empezó todo. El por entonces joven Niel invertía noches enteras en escudriñar el funcionamiento de ese ordenador. Puliendo poco a poco destrezas y aprendiendo de manera autodidacta a programar, llegó a convertirse en todo un entendido. O más bien en hacker. Él mismo cuenta en televisión cómo a los 19 años pirateó una base de datos de teléfonos móviles y, en el proceso, logró conseguir el número del por entonces presidente de la República, François Mitterrand.

Sin embargo, su verdadera iniciación en el mundo de las telecomunicaciones fue cuando creó un servicio de chats eróticos que acabaría por vender. Desde entonces entraría de lleno en el mundo de la inversión, apostando por la proveedora de internet World-NET, con la que ganaría mucho dinero. Cerca de la treintena, creó la teleco Iliad, su todavía compañía matriz.

Pero su verdadera fama vino de la mano de la filial Free, con la que cambió las reglas del juego en el campo de las telecomunicaciones, destrozando a la competencia con precios muy bajos. “La operadora del pueblo”, la llamó en Twitter (X). Y es que en sus principios se convirtió en el referente del mercado, por su innovadora propuesta: un paquete de banda ancha lowcost. Poco a poco y con el paso de los años llegaría a lo que es hoy, una proveedora de telefonía móvil que ocupa el segundo puesto en Francia.

Pero Niel, a pesar de a su fortuna, no es amante de los portentosos lujos propios de quien amasa esa cantidad de dinero. Esa modestia puede ser una de las razones por las que es tan sumamente querido entre el público. Claro que su papel como business angel, o como fundador de 42, una especie de universidad tecnológica abierta, gratuita y sin profesores, también puede que tenga que ver. Es todo un magnate tecnológico que se niega a formar parte del establishment. Eso sí, su pareja, Delphine Arnault, con quien tiene dos hijos, creció como parte de él: herederá el mando del conglomerado LVMH. Niel tiene otros dos hijos de una relación anterior.

De cualquier forma, en el mundo empresarial, Niel es todo un inversor activo: tiene presencia en todos lados. En el mundo de las telecos por sí solo, posee una cartera de participaciones que abarca Europa, África y América Latina. También tiene en su poder una participación mayoritaria en el mítico periódico Le Monde. Y no se le escapan negocios como la electrónica de consumo y el mundo de los fondos de inversión.

Es ahí donde ha encontrado su nuevo entretenimiento. Su historia con GAM comienza en abril de este mismo año, cuando compró una participación del 7,5% a través de NewGAMe. Ahora, con un 9,6%, quiere más. Se ha ofrecido a comprar otro 17,5%. Según Hughes (Bloomberg), a ojos de Niel, GAM estaba siendo infravalorada con el rescate que ofrecía Liontrust. Pero la gestora suiza se está quedando sin dinero y ya avisó la semana pasada que necesitaría más de 100 millones de euros a corto plazo para continuar a flote. La sociedad de Niel les ha ofrecido un préstamo de 21 millones de francos suizos, además de una inyección en forma de bonos convertibles por valor de otros 26 millones. El plan de recuperación de Niel, con el que el consejo no coincide, es reducir costes y hacer una mayor inversión en gestión de patrimonios nacional.

Puede que su papel en la situación no sea en calidad de altruista ángel inversor, pero GAM espera que cumpla su palabra, expectante, como si hubiera pasado uno.

Experiencias malas o fallidas


En 2000, los fundadores de la por entonces startup Google querían que Niel invirtiera, pero este se negó a pagar lo que pedían. Hoy Google vale 50 veces más que Iliad.

En 2006, acusado de malversación, pasó un mes en la cárcel. Condenado a dos años, la sentencia quedó suspendida.

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