Los mimos de los miembros de la UE a China debilitan la mano de Bruselas

Los Gobiernos dejan que Von der Leyen aplique una política más dura mientras estrechan lazos en nombre del empleo

El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos hijo, y la presidenta de la Comisión Europea, en Manila, el pasado 31 de julio.AARON FAVILA/POOL (EFE)

En lo referido a China, la Unión Europea intenta lograr la cuadratura del círculo: desempeñar un papel más importante en la economía mundial y reducir al mismo tiempo su dependencia del gigante asiático. Las preocupaciones por la seguridad chocan con las necesidades de la cadena de suministro y las ambiciones nacionales de exportación, mientras las disputas sobre las ayudas estatales entorpecen la tarea. A la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, le costará encontrar una salida.

El 31 de julio, Von der Leyen criticó a Pekín por sus posturas geopolíticas. En concreto, ...

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En lo referido a China, la Unión Europea intenta lograr la cuadratura del círculo: desempeñar un papel más importante en la economía mundial y reducir al mismo tiempo su dependencia del gigante asiático. Las preocupaciones por la seguridad chocan con las necesidades de la cadena de suministro y las ambiciones nacionales de exportación, mientras las disputas sobre las ayudas estatales entorpecen la tarea. A la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, le costará encontrar una salida.

El 31 de julio, Von der Leyen criticó a Pekín por sus posturas geopolíticas. En concreto, la cada vez más beligerante en la región Indo-Pacífica, y pidió a Filipinas que se uniera a la UE en la “reducción de riesgos” económicos.

Pero necesita que el comercio siga fluyendo. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE quieren que Europa desarriesgue (de-risk), pero no que se desvincule o se repliegue sobre sí misma. Y es que China es el tercer mercado de exportación de la UE y su mayor fuente de importaciones.

Por ejemplo, la industria electrónica y de semiconductores. El año pasado el bloque importó de China productos por valor de 32.000 millones de euros, pero también exportó por valor de 13.000 millones, según Eurostat. Como consecuencia, empresas como el fabricante holandés de equipos para chips ASML se encuentran atrapadas entre las aspiraciones de seguridad de Europa y sus necesidades comerciales.

Estados Unidos, el mayor mercado de exportación europeo, quiere que Bruselas siga su ejemplo y tome medidas contra Pekín. Pero la Ley de Reducción de la Inflación de Washington, cargada de subvenciones, también puede acercar a la UE a China por su tendencia proteccionista.

Los Gobiernos nacionales juegan a dos bandas: dejan que Bruselas aplique una política más dura hacia China mientras pregonan el estrechamiento de lazos en casa en nombre del empleo y el crecimiento. Como dice François Chimits, del Instituto Mercator de Estudios sobre China, “hacen de poli bueno y miman al oso de Pekín” cuando les conviene.

La primera estrategia nacional de Alemania sobre China, publicada el mes pasado, afirmaba que este país era un socio, un competidor y un rival sistémico, y buscaba una línea más dura en los controles a la exportación y los riesgos de la cadena de suministro, al tiempo que atendía a los llamamientos de fabricantes como el automovilístico Volkswagen y el grupo químico BASF para mantener el flujo comercial. Francia, por su parte, aboga por una línea más proteccionista contra las subvenciones chinas y lo que considera precios artificialmente bajos.

La Comisión ha impuesto derechos antidumping (anti competencia desleal) a determinados sectores, como los cables ópticos (los duplicó el día 9) y el carburo de wolframio (que se usa en la fabricación de maquinarias y utensilios para trabajar el acero), pero hay límites. Bruselas tendría dificultades para imponer sanciones a la industria china del automóvil eléctrico, por ejemplo, porque la cadena de suministro es compleja.

La UE parece tener claro que China es un rival, pero no un enemigo, y que los 27 Estados miembros del bloque tendrán que cooperar para encontrar una salida. El reto de Von der Leyen será evitar una guerra comercial o una carrera de subvenciones sin perder de vista las amenazas a la seguridad. No será fácil, pero tiene que intentarlo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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