Unicaja cierra una etapa con el reto de impulsar el negocio
Los imprescindibles esfuerzos de Rubiales para acercar sensibilidades y restañar las heridas tendrán mejor recepción si salen los números
La designación este lunes de Isidro Rubiales como nuevo consejero delegado de Unicaja cierra una etapa en la vida del banco que no dejará buen sabor de boca ni en propios ni en extraños. De hecho, los dos años que ahora se cumplen desde la integración de Liberbank han venido marcados por un inacabable rosario de salidas en el consejo de administración, múltiples denuncias de fallas en el gobierno corporativo y el definitivo adiós del primer ejecutivo procedente de la firma asturiana, Manuel Menéndez. Una crisis interna que se explica por la convicción en las huestes andaluzas de que desde el primer minuto no se respetó el reparto de poder pactado en los acuerdos de fusión, que les otorgaban un 60% de control sobre la entidad fusionada.
Más allá de cómo se condujeron aquellas negociaciones y de sus implicaciones políticas, el nombramiento de Rubiales marca un antes y un después. Para empezar, rompe la bicefalia existente, con un presidente procedente de Unicaja –Manuel Azuaga– y un consejero delegado de Liberbank –el propio Menéndez–, concentrando todo el poder en el frente sureño. Además, supone otorgar el grueso del mando ejecutivo a un hombre de larga trayectoria en la casa, con la confianza de los poderes públicos autonómicos y afín al actual presidente, que queda llamado por prescripción del Banco Central Europeo (BCE) a ejercer un cargo esencialmente representativo mientras comanda la transición en la entidad. Esa necesidad de recuperar las esencias del proyecto y mantenerlo próximo a sus raíces se observa en el propio comunicado hecho público por la empresa, que deja claro que uno de los objetivos del nuevo CEO es mantener el banco como una “entidad de referencia en sus territorios de origen”.
El movimiento, por tanto, no puede ser más bienvenido para dotar de estabilidad y foco a una de las seis principales entidades bancarias del país, tradicionalmente bien gestionada pero no exenta de retos muy importantes desde el punto de vista operativo y del balance. De hecho, la entidad ha presentado notorios problemas para relanzar el beneficio, pese al aumento de los tipos de interés, y especialmente lastrada por el impuesto al sector. Tampoco deben perderse de vista las elevadas provisiones consignadas en los últimos tiempos a resultas de eventuales problemas en carteras de riesgo como la inmobiliaria. Los imprescindibles esfuerzos de Rubiales para acercar sensibilidades y restañar las heridas tras la batalla accionarial tendrán mejor recepción si salen los números.
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