Una herramienta útil para impulsar las políticas de rentas

Los resultados del Observatorio de Márgenes Empresariales justifican mejoras salariales ajustadas a los márgenes reales de cada sector

Facturas de energía.

La radiografía sobre la salud del negocio de las empresas españolas que arroja el primer Observatorio de Márgenes Empresariales, presentado ayer por los ministerios de Economía y Hacienda y el Banco de España, confirma que la mayor parte de los sectores analizados ha alcanzado o dejado ya atrás, a lo largo del primer trimestre del año, los niveles anteriores a la pandemia, aunque con sustanciales diferencias entre ellos. En ese balance, la energía destaca con tasas “anormalmente elevadas”, que incluyen una rentabilidad bruta sobre ventas cercana al 17%. En el caso del suministro de electricidad y gas, el margen es aún mayor y supera el 25%, aunque con una importante heterogeneidad entre los actores que integran el mercado. Como se recordaba ayer desde el propio Observatorio, la rentabilidad bruta no es equivalente a la rentabilidad ni a los beneficios, que serían inferiores sobre ventas. Pese a las matizaciones, los resultados certifican el fuerte crecimiento de los márgenes energéticos, como también la recuperación de los de la industria turística, que ha vuelto a los ratios previos a la pandemia y ofrece una rentabilidad bruta sobre ventas ya por encima del 20%. Ambos contrastan con un sector de la alimentación seriamente golpeado por el encarecimiento de las materias primas, entre ellas la energía, y cuyos márgenes todavía no han recuperado la normalidad pre-Covid. Hay otros sectores altamente relevantes, como el de la banca, que no están incluidos en la monitorización del observatorio, y que viven un momento dulce en términos de márgenes como consecuencia de la política monetaria del BCE.

Pese a las opiniones encontradas que suscitó su creación, la información aportada por el Observatorio de Márgenes Empresariales constituye una herramienta de evidente utilidad a la hora de impulsar políticas de rentas, ya sea en las negociaciones de los convenios en las empresas o en el diseño de los marcos de negociación salarial, así como en la implementación de la política económica en general. Supone también una apuesta por la transparencia en un área cuya opacidad dificulta, entre otras cuestiones, el debate sobre la capacidad de maniobra de las empresas a la hora de flexibilizar los salarios y, por tanto, la objetividad en el diálogo social.

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, señalaba ayer que los resultados del observatorio confirman que las empresas españolas pueden “seguir mejorando los niveles salariales” para que los trabajadores recuperen poder adquisitivo. Una mejora que debe ser racional y ajustada a los márgenes reales de cada sector y de cada compañía.

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