La automoción española recupera la musculatura

La vuelta a los niveles de producción anteriores a la pandemia y el aumento del empleo es una buena noticia para la industria, pero también para el conjunto de la economía

Un trabajador en la fábrica de Ford en Almussafes, Valencia, el pasado octubre.Kai FORSTERLING (EFE)

La industria española del automóvil ha atesorado a lo largo de los años una sólida experiencia en capear distintas crisis, en ocasiones gracias a una probada capacidad de sacrificio a la hora de ajustarse el cinturón y racionalizar costes para recuperar competitividad. Tras los largos meses de paralización que impuso la pandemia de Covid-19, el sector afrontó una nueva crisis provocada por el desabastecimiento global de materias primas y de semiconductores, lo que obligó a las fábricas a parar la producción y a lidiar con los constantes cuellos de botella que sufrió el tejido industrial de todo el mundo.

Es ahora cuando la automoción española comienza a recuperar el ritmo y el volumen de producción que perdió durante la pandemia y la crisis de microchips. Las últimas cifras reflejan que las fábricas no han alcanzado todavía los números de 2019, pero sí han experimentado un muy potente comienzo de 2023. Solo en el quinto mes del año, el aumento de la producción fue de un 40% respecto al mismo mes de 2022, lo que supuso un cuarto de millón de unidades ensambladas. La explicación a este repunte es el cambio de situación que ha experimentado la industria de semiconductores, cuya capacidad de oferta se ha recuperado plenamente y ha puesto fin a los continuos cuellos de botella que ahogaban las líneas de producción.

La recuperación de la normalidad ha venido acompañada también de un aumento del empleo, mayoritariamente de carácter temporal, propio de una industria que registra picos y valles de producción y fruto de la necesidad de las marcas de atender los objetivos de fabricación en los modelos más demandados. En el caso de Seat, por ejemplo, ese esfuerzo supondrá la contratación de 900 trabajadores temporales, mientras que en Stellantis la cifra será de 700 y de otros 600 más.

La recuperación del motor constituye una buena noticia para la propia industria, altamente competitiva y dotada de una potente musculatura exportadora, pero también para la economía española, dado que la actividad del sector equivale al 10% del PIB y genera un 9% del empleo. La vuelta a los niveles de producción prepandemia es también una garantía para afrontar con mayor fortaleza el proceso de transformación acelerada que está experimentando la industria, que incluye la carrera por el desarrollo del vehículo eléctrico y la prohibición de los motores de combustión a partir de 2035, entre otros exigentes compromisos.

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